Ancient Cuzco

Home > Nonfiction > Ancient Cuzco > Page 35
Ancient Cuzco Page 35

by Brian S. Bauer


  6. Here Sancho could be referring to the palace of Huayna Capac, whom many of the earliest writers referred to as Cuzco. It seems, however, more likely that he was referring to the Coricancha.

  7. “Llegaron los dos españoles que traían el oro del Cuzco y al punto se fundió una parte de él porque eran piezas pequeñas y muy finas, y montó á la suma de quinientas y tantas planchas de oro arrancadas de unas paredes de la casa del Cuzco, y las planchas más pequeñas pesaban cuatro ó cinco libras cada una y otras chapas de diez ó doce libras, con las cuales estaban cubiertas todas las paredes de aquel templo: trajeron también un asiento de oro muy fino, labrado en figura de escabel que pesó diez y ocho mil pesos. Trajeron asimismo una fuente toda de oro, muy sutilmente labrada que era muy de ver, así por el artificio de su trabajo como por la figura con que era hecha, y la de muchas otras piezas de vasos, ollas y platos que asimismo trajeron” (Sancho 1898: 310 [1534]).

  8. “Pues recosido un golpe de oro de Quisquis juntó haciendo quitar unas planchas de las casas del sol, que estaban encajadas en la pared en las piedras en toda la delantera de la casa” (Pedro Pizarro 1986: 59 [1571]).

  9. Sancho estimates the slightly lower number of five hundred plates.

  10. Xerez states that the seven hundred planks of fine gold weighted 500 pesos and that the total weight for the planks of lesser quality reached four times as such (i.e., 2,000 pesos).

  11. Mena notes that after the arrival of the first installment of fine gold objects, another sixty loads of less fine gold entered Cajamarca, the greater part of which was in planks.

  12. “Estas chapas o piezas de oro eran del tamaño y de la hechura de los espaldares de cuero que tienen las sillas de espaldas en que nos asentamos; de grueso tenía poco menos de un dedo, e yo vi de hartas” (Las Casas 1958: 193 [ca. 1550: Ch. 58]).

  13. Betanzos (1996: 10–11, 277 [1557: Pt. 1, Ch. 2; Pt. 2, Ch. 277) and Sarmiento de Gamboa (1906: 28 [1572: Ch. 7]) incorrectly suggest that this bench came to Francisco Pizarro after the sacking of Cuzco.

  14. “Delante del aposento donde dormía el sol tenían hecho un güerto pequeño, que sería como una era grande, donde sembraban a su tiempo maíz, regáuanlo a mano con agua que traían a cuestas para el sol, y al tiempo que celebraban sus fiestas, que era en el año tres veces—cuando sembraban las sementeras, y cuando las cosían, y cuando hacían orejones—henchían este güerto de cañas de maíz hechas de oro, con sus mazorcas y hojas al natural, como de maíz, todo de oro muy fino, las cuales tenían guardadas para poner en estos tiempos” (Pedro Pizarro 1986: 92 [1571]).

  15. “Una caña de maíz de oro, de ley de catorce quilates, con tres hojas é dos mazorcas de oro, que pesó diez marcos é seis onzas cuatro ochavas” (Fernández de Alfaro 1904: 168 [1533]).

  Xerez (1985: 152 [1534]) may also mention this maize stalk as it arrived in Cajamarca, writing, “Con el oro que aquí se trujo del Cuzco trujeron algunas pajas hechas de oro macizo con su espigueta hecha al cabo, propia como nasce en el campo” [With the gold that was brought here from Cuzco they brought some straws made of solid gold with finely made sikes, just like they grow in the fields].

  16. “En las casas del Sol entramos y dijo Villaoma, que era a manera de sacerdote en su ley, ‘como entráis aquí vosotros, que el que aquí ha de entrar ha de ayunar un año primero, y ha de entrar cargado con una cargo y descalzo’; y sin hacer caso de lo que dijo entramos dentro” (Trujillo 1948: 63–64 [1571]).

  17. “Hallamos muchas ovejas de oro y mujeres y cántaros y jarros y otras piezas, muchas hallamos en todos los aposentos del monasterio al rededor del junto a las tejas una plancha de oro tan ancha como un palmo. Esto lo tenían todos los aposentos del monasterio,. . .” (Ruiz de Arce 1933: 372 [ca. 1545]).

  18. Garcilaso de la Vega suggests that there was a gold band surrounding the outside of the temple (1966: 181 [1609: Pt. 1, Bk. 3, Ch. 20]) as well as a second band in an interior courtyard (1966: 181 [1609: Pt. 1, Bk. 3, Ch. 21]). Like so much of Garcilaso de la Vega’s account of the Temple of the Sun, this seems to be an exaggeration of what was really there.

  19. “Tenían este sol en unas casas muy grandes, todas de cantería muy labradas . . . en la delantera della tenían una cinta de planchas de oro, de más de un palmo de anchor, encajadas en las piedras . . .” (Pedro Pizarro 1986: 91–92 [1571]).

  20. “Y esto ansi hecho mandó Topa Yupangue que de aquel oro que ansi se había traído se hiciese una cinta ancha de dos palmos y medio y que fuese delgada y del gordor que es ahora un plato de estaño pequeño y esta cinta fuese tan larga cuanto era el redondo del aposento do el sol estaba y que ansi hecha la pusiesen en torno de aquel aposento del sol siendo puesta por la parte de afuera desde donde dice la paja de la cobertura hasta do la cantería es de la casa que sería lo que había de la paja a la cantería el anchor de aquella cinta de oro que ansi le mandaba poner” (Betanzos 1987: 136 [1557: Pt. 1, Ch. 28]).

  21. See Ladrón de Guevara (1967) and Béjar Navarro (1990) for additional illustrations of these marks.

  22. Garcilaso de la Vega suggests that there were four tabernacles, yet he only describes two in detail.

  23. “Tenían sus molduras por las esquinas y por todo el hueco del tabernáculo. Y conforme a las molduras que en la piedra estaban hechas, así estaban forrados con tablones de oro, no sólo las paredes y lo alto mas también el suelo de los tabernáculos. . . .

  “En dos tabernáculos de estos que estaban en un lienzo que miraba al oriente, me acuerdo que vi muchos agujeros en las molduras que estaban hechas en las piedras; las que estaban a las esquinas pasaban de un cabo a otro; las otras que estaban en el campo y espacio del tabernáculo no tenían mas que estar señalados en la pared. A los indios y a los religiosos de la casa oí decir que en aquellos mismos lugares solían estar sobre el oro los engastes de las piedras finas en tiempo de aquella gentilidad” (Garcilaso de la Vega 1960: 115 [1609: Pt. 1, Bk. 3, Ch. 22]).

  24. “Viniendo, pues, a la traza del templo, es de saber que el aposento del sol era lo que agora es la iglesia del divino Santo Domingo, que por no tener la precisa anchura y largura suya no la pongo aquí; la pieza, en cuanto su tamaño, vive hoy. Es labrada de cantería llana, muy prima y pulida.

  “El altar mayor (digámoslo así para darnos a entender, aunque aquellos indios no supieron hacer altar) estaba al oriente. La techumbre era de madera muy alta, porque tuviese mucha corriente; la cubija fué de paja, porque no alcanzaron a hacer teja” (Garcilaso de la Vega 1960: 112 [1609: Pt. 1. Bk. 3, Ch. 20]).

  25. “. . . duraban en pie muchas paredes deste edificio; y en una esquina que estaba entera, se vía parte de una delgada lámina de plata en la juntura de dos piedras, la cual ví yo hartas veces” (Cobo 1964: 168 [1653: Bk. 13, Ch. 12]).

  26. “Pasado el templo había un claustro de cuatro lienzos, el uno de ellos era el lienzo del templo. Por todo lo alto del claustro había una cenefa de un tablón de oro de más de una vara en ancho que servía de corona al claustro; en lugar de ella mandaron poner los españoles en memoria de la pasada otra cenefa blanca de yeso del anchor de la de oro, yo la dejé viva en las paredes que estaban en pie, y no se había derribado. Alderredor del claustro había cinco cuadras o aposentos grandes, cuadrados cada uno de por sí, no trabados con otros, cubiertos en forma de pirámide, de los cuales se hacían los otros tres lienzos del claustro” (Garcilaso de la Vega 1960: 113 [1609: Pt. 1, Bk. 3, Ch. 21]).

  27. “De las cinco cuadras alcancé las tres que aún estaban en su antiguo ser de paredes y techumbre. Sólo les faltaban los tablones de oro y plata” (Garcilaso de la Vega 1960: 115 [1609: Pt. 1, Bk. 3, Ch. 22]).

  28. See Gasparini and Margolies (1980) for a detailed discussion of the architectural changes that occurred at the site as a result of the reconstruction project. Additional information concerning the reconstruction can be found in Ladrón de Guevara (1967).

  29. Also see Béjar Navarro (1990) for a reconstruction of the Coricancha.

  30. “Hicieron en todo su reino estos Incas la misma división en que estaba repartid
a la ciudad del Cuzco, de Hanan Cuzco y Hurin Cuzco; dividiendo cada pueblo y cacicazgo en dos partes o bandos dichos hanansaya y hurinsaya, que suena el barrio alto y el barrio bajo, o la parte y bando superior y el bando inferior; y puesto caso que los nombres denotan desigualdad entre estos dos bandos, con todo eso, no la había más” (Cobo 1964: 112 [1653: Bk. 12, Ch. 24]).

  31. “Del templo del sol salían, como de centro, ciertas lineas, que los indios llaman Ceques; y hacíanse cuatro partes conforme a los cuatro caminos reales que salían del Cuzco; y en cada uno de aquellos ceques estaban por su orden las guacas y adoratorios que había en el Cuzco y su comarca, como estaciones de lugares píos, cuya veneración era general a todas” (Cobo 1964: 169 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).

  32. Albornoz (1984: 205 [ca. 1582]) also includes this shrine in his list, but he provides a different description of it: “(#33) Guaracinci, una piedra labrada a la puerta del Sol” [Guaracinci, a worked stone in the door of the sun].

  33. “La primera guaca se decía guaracince, la cual estaba en la plaza del templo del sol, llamada Chuquipampa (suena llano de oro); era un pedazuelo de llano que allí estaba, en el cual decían que se formaba el temblor de tierra. Hacían en ella sacrificios para que no temblase, y eran muy solemnes; porque, cuando temblaba la tierra, se mataban niños, y ordinariamente se quemaban carneros y ropa, y se enterraba oro y plata” (Cobo 1964: 170 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).

  34. Albornoz (1984: 204 [ca. 1582]) also describes this plaza but gives it a different name, writing: “(#2) Quillcai cancha, que era en la plaça ques agora de Santo Domingo” [Quillcai cancha, which was on the plaza which now is the plaza of Santo Domingo].

  35. In the original: “plaza de sol” (Garcilaso de la Vega 1960: 260 [1609: Pt. 1, Bk. 7, Ch. 9]).

  36. “A la primera nombraban Caritampucancha. Era una plazuela que está ahora dentro del convento de Santo Domingo, la cual tenían por opinión que era el primer lugar donde se asentó Manco Cápac en el sitio del Cuzco, cuando salió de Tampu. Ofrecíanse niños con todo lo demás” (Cobo 1964: 184 [1653: Bk. 13, Ch. 16]).

  37. Albornoz (1984: 205 [ca. 1582]) also mentioned this brazier, writing, “(#32) Nina era un bezerro que siempre ardía” [Nina was a brazier that always burned].

  38. “La primera se llamaba Nina, que era un brasero hecho de una piedra donde se encendía el fuego para los sacrificios, y no podían tomarlo de otra parte; estaba junto al templo del sol, y teníasele grande veneración y hacíansele sacrificios solemnes” (Cobo 1964: 170 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).

  39. “Las que residían en el templo del Cuzco tenían cuidado de encender y atizar el fuego que ardía en él para los sacrificios, el cual no se alimentaba con cualquiera leña, sino con una particular curiosamente labrada y pintada. Madrugaban todos los días a guisar de comer para el sol y sus ministros, y asomando por el horizonte y hiriendo con sus rayos en el Punchao, que era una figura del sol hecha de oro que estaba puesta enfrente del oriente, para que en saliendo el sol la bañase de su luz, le ofrecían la comida que le habían preparado, quemándola con cierta solemnidad y cantares” (Cobo 1964: 232–233 [1653: Bk. 13, Ch. 37]).

  40. Also see Cobo (1990: 117 [1653: Bk. 13, Ch. 22]).

  12. The Mummies of the Royal Inca

  1. “. . . lo tenían de costumbre yrse a uisitar los muertos unos a otros, y hazían grandes bayles y borracheras. Algunas uezes yuan a casas de los uiuos, y los uiuos a las suyas” (Pedro Pizarro 1986: 52–53 [1571]). This statement was later copied by Cobo (1964 [1653]).

  2. For other recent discussions of the Inca mummies, see Van de Guchte (1990), MacCormack (1991), Gose (1996), and Isbell (1997).

  3. His first term lasted from 1558 until 1560; his second term ran from 1571 to 1572.

  4. Another large-scale investigation occurred some thirteen years later, in 1572. This inquiry was led by Pedro Sarmiento de Gamboa, under orders from Viceroy Toledo, during Polo de Ondegardo’s second term as corregidor of Cuzco.

  5. “. . . que cuenta el licenciado Polo Ondegardo en su Relación, que por la averiguación que por orden suya hicieron los alcaldes indios en la ciudad del Cuzco, fueron traídos a su presencia de solos los moradores de aquella ciudad cuatrocientos y setenta y cinco hombres y mujeres que no tenían otro oficio, cada uno con los instrumentos que usaba” (Cobo 1964: 226 [1653: Bk. 13, Ch. 34]).

  6. “Por lo cual, ha tenido siempre tanta autoridad la relación que por la averiguación de aquella junta hizo el sobredicho licenciado Polo, que en los concilios provinciales que se han celebrado en este reino, se abrazó cuanto ella contiene, así para la instrucción que se da a los curas de indios de sus ritos y supersticiones antiguas en orden a que se pongan toda diligencia y cuidado en extirparlas, como para resolver las dudas y dificultades que a cada paso se ofrecían a los principios sobre los matrimonios de los que se convertían a Nuestra Santa Fe; y esta relación tengo yo en mi poder, la misma que, firmada de su nombre, envió el licenciado Polo al arzobispo don Jerónimo Loaysa” (Cobo 1964: 59–60 [1653: Bk. 12, Ch. 2]).

  7. “Pues en muchas partes, y creo que es en todas las que han podido, han sacado los cuerpos de sus difuntos de las iglesias y llevándolos al campo, a sus machays, que son las sepulturas de sus antepasados, y la causa que dan de sacallos de la iglesia, es como ellos dicen, Cuyaspa, por el amor que les tienen. En conclusión, para hacer concepto del miserable estado en que están y de la necesidad extrema que tienen de remedio y la facilidad y gusto con que le admiten, no es menester otro testimonio más que ver un día de las exhibiciones, que es cuando todos juntos traen todos los instrumentos de su idolatría. Parece un día de juicio; están repartidos en la plaza por ayllos y parcialidades; tienen consigo los cuerpos secos y enteros de sus antepasados, que en los llanos llaman Munaos y en la sierra Mallquis, y los cuerpos que han sacado de la iglesia, que parece que los vivos y los muertos vienen a juicio” (Arriaga 1999: 20–22 [1621: Ch. 1]).

  8. “Visitó (Hernando de Avendaño) otros pueblos y descubrió en ellos muy grandes idolatrías y huacas, y entre ellos aquella tan famosa entre los indios y reverenciada de pueblos muy distantes, que era el cuerpo de un curaca antiquísimo llamado Liviacancharco, que se halló en un monte muy áspero, como una lengua del pueblo de San Cristóbal de Rapaz, en una cueva, debajo de un pabellón, con su huama o diadema de oro en la cabeza, vestido con siete camisetas muy finas de cumbi, que dicen los indios se las enviaron presentadas los reyes ingas antiguos. Este cuerpo como se halló y otro de un mayordomo suyo llamado Chuchu Michuy, que estaba en diferente lugar y era también muy reverenciado de los indios, se llevaron a Lima para que los viese el señor virrey y el señor arzobispo, y volviéndolos a los Andajes se hizo un solemne auto, convocando todos los pueblos de la provincia, y se quemaron estos cuerpos con otros muchas huacas con grande admiración y espanto de los indios” (Arriaga 1999: 18–19 [1621: Ch. 1]).

  9. Acosta (1986 [1590]) paraphrases this description. Both of these accounts are most likely based on information provided by Polo de Ondegardo (1990 [1571]). For a similar, although independent, statement on the founding of the royal panacas, see Sancho (1917 [1534]).

  10. “Otrosí, muerto el rey, no heredaba su casa y tesoro el príncipe, sino que se entregaba con el cuerpo del difunto al linaje que dejaba fundado, dedicándolo todo para el culto del dicho cuerpo y sustento de su familia; la cual, embalsamado el cuerpo del rey su padre, lo guardaba con toda su vajilla y alhajas, adorándolo por dios ellos y todos sus descendientes; de los cuales se iba entregando de mano en mano a los más principales, y éstos no se servían de la vajilla del rey muerto, sino cuando se hacía fiesta muy general del pueblo o lugar donde estaba depositado; y el sucesor en el reino ponía de nuevo casa, juntando para ella tesoro que dejar a los de su ayllu y linaje” (Cobo 1964: 66 [1653: Bk. 12, Ch. 4]).

  11. In original: “tenían [los muertos] todo lo mejor de su reyno” (Pedro Pizarro 1986: 54 [1571]).

  12. This statement was copied by Cobo (1990 [1653]). For a similar statement made by Huascar, see Betanzos (1996: 189 [1557])

  13. Co
bo (1990 [1653]) also presents this passage of Pedro Pizarro in his text.

  14. “. . . los sacaban a la plaza sentándolos en ringle, cada uno según su antigüedad, y allí comían los criados y bebían y las criadas. Para los muertos hacíanles unas lumbres delante dellos de una leña que tenían labrada y cortada muy igual, y muy seca, y encendida ésta, quemaban aquí todo aquello que al muerto le habían puesto delante para que comiese de todo lo que ellos comían, que aquí en este fuego lo consumían. Tenían también delante de estos muertos unos canxilones grandes (que ellos llamaban birques) de oro, o de plata, o de barro, cada uno como quería, y aquí echaban la chicha que al muerto le daban, mostrándosela, convidando se unos muertos a otros, y los muertos a los vivos, y los vivos a los muertos. Pues llenos estos birques, los derramaban en una piedra redonda que tenían por ídolo, en mitad de la plaza y hecha alrededor una alberca pequeña donde se consumía por unos caños que ellos tenían hechos por debajo de tierra” (Pedro Pizarro 1986: 89–90 [1571]).

  15. “. . . [Huayna Capac] mandó que ansi como fuese él entrando en las cosas destos señores que sus mamaconas y servicidores de tal señor cantasen su historia y hechos pasados y ansi como iba visitando los bultos y casas dellos como viese que le faltase alguna cosa íbasela dando y proveyendo y llegó a la de Ynga Yupangue y viendo el cantar de su historia los grandes hechos y ganados deste señor estúvose un mes haciendo grandes fiestas y sacrificios a este bulto de Ynga Yupangue su abuelo al cual bulto ofresció y dió grandes dones y dió mucha cantidad de mamaconas mujeres doncellas y ansi mismo muchos yanaconas y mandólos poblar en valles cercanos al Cuzco y que de allí trujesen el servicio de lo que ansi labrasen y criasen a la casa del Ynga Yupangue y ansi traían frutas y maíz nuevo y aves y ansi lo ponían delante del bulto de Ynga Yupangue como si vivo fuera con aquel acatamiento y reverencia que cuando era vivo le hacían y demás desto mandó que los soras y lucanas y changas de Andaguailas que fuesen deste bulto y a él sirviesen porque fueron las primeras provincias que este señor Ynga Yupangue en su vida conquistó y sujetó y esto hecho entró en la casa do estaba el bulto de su tío Yamque Yupangue y oída su historia en su canto y loa con mucho acatamiento le reverenció y le hizo sacrificios y proveyéndole y ofreciéndole grandes dones estuvo allí diez días y diole cierto repartimiento en Vilcas y de allí entró en casa de su padre que en historia y loa de su canto vio y supo sus hechos tan granados y de buen señor amigo de sujetar tierras y provincias” (Betanzos 1987: 182–183 [1557: Pt. 1, Ch. 41]).

 

‹ Prev