78
Melt gold in a smelting cup,
and engrave lyre and bow
not on a jewel but a coin.
79
In the Castilian ballad,
don’t look for harsh Spanish salt.
Poet, better than an old ballad
is the singing of young women.
They leave you with something
you can’t deny: a melody
of tracing song and story
of a yesterday that still is.
80
A concept pristine pure
is usually an empty husk.
Maybe it’s a red cauldron.
81
If it is good to live
it is better to dream,
and best of all,
Mother, to wake.
82
Not sun but a bell
when it wakes you
is the peak of morning.
83
What wit! In sad Hesperia,44
the western promontory,
in this tired tail end
of Europe, ready to be skinned,
and in an ancient city
tiny like a thimble,
the little man smoking
and thinking, laughing as he thinks.
The high towers have fallen,
and in the trash can
lie the Kaiser’s crown
and the Czar’s head.
Baeza, 1919
84
Among the figs I am soft.
Among the rocks I am stone.
That’s bad!
85
Your truth? No, Truth,
and come with me to look for it.
Yours, you can keep it.
86
In my solitude
I have friends.
When I am with them
how remote they are!
87
O Guadalquivir!
I saw you born in Cazorla,
and die today in Sanlúcar.
A bubble of bright water,
under a green pine,
you were. How wonderful your sound!
Like me, near the sea,
river of brackish mud,
do you dream of your springs?
88
Baroque thought
paints shavings of fire.
It swells and complicates adornment.
89
Nevertheless.
Oh, nevertheless,
there’s always one true burning coal
in the blaze of the theater.
90
Are the leaves of sweet basil,
lavender and sage
now ashamed of their fragrance?
91
Ever on high, ever on high.
Renewal? From above.
The grease pole told the tree.
92
The tree said, Fear the ax,
O pole nailed in the ground.
For you, pruning is downfall.
93
What is truth? The river
that flows and passes by
where the boat and boatman
are also waves of water?
Or this sailor’s dream
always of shore and anchor?
94
I give advice, an old man’s vice:
never follow my advice.
95
Yet there is no reason
to disdain
advice that is confession.
96
Do you feel the new sap?
Take care, sapling,
that no one finds out.
97
Be careful that the dry pole
doesn’t hear about
your green eyes.
98
Your prophecy, poet.
“Tomorrow the dumb will speak
heart and stone.”
99
“But art?”
“It is pure game
that is the same as pure life
that is the same as pure fire.
You will see coal burn.”
39 “Either renew yourself or perish” and “Sailing is necessary” are Italian sayings found in Gabriele D’Annunzio (1863–1938), an energetic writer, who later supported Mussolini during the Fascist regime.
40 Reference is again to Bergson’s “Essay on the Immediate Data of Consciousness.” See notes 20 and 22 on Bergson.
41 In keeping with love and the metaphysics of the mirrored world as fantasy and illusion, these ironic words parallel the wisdom and cunning of Walt Whitman in his “Song of Myself,” who is always seeking you, whose you and I are paradoxically the same in separation and union, and who ends “Song of Myself” with those paradoxes, saying, “If you want me again look for me under your boot-soles,” and concludes, saying, “I stop somewhere waiting for you.”
42 Machado turns “Je pense, donc je suis” of Descartes (who also quotes the Latin) into Cogito ergo non sum, meaning “I think, therefore I am not.”
43 Ironically, he links Alphonse Daudet’s Tartarin de Tarascon, who claims great trips he never made, to his hero Kant, who wrote his Critique without leaving his city of Königsberg.
44 Greek word meaning “west,” a reference to Spain or Italy; in this instance, Spain.
Parergón
Al gigante ibérico Miguel de Unamuno, por quien la España actual alcanza proceridad en el mundo.
Los ojos
1
Cuando murió su amada
pensó en hacerse viejo
en la mansión cerrada,
solo, con su memoria y el espejo
donde ella se miraba un claro día.
Como el oro en el arca del avaro,
pensó que no guardaría
todo un ayer en el espejo claro.
Ya el tiempo para él no correría.
2
Mas, pasado el primer aniversario,
¿cómo eran—preguntó—, pardos o negros,
sus ojos? ¿Glaucos?... ¿Grises?
¿Cómo eran, ¡Santo Dios!, que no recuerdo?...
3
Salió a la calle un día
de primavera, y paseó en silencio
su doble luto, el corazón cerrado...
De una ventana en el sombrío hueco
vio unos ojos brillar. Bajó los suyos
y siguió su camino... ¡Como ésos!
Parergon
To the giant Iberian, Miguel de Unamuno, through whom present-day Spain has eminence in the world.
The Eyes
1
When his lover died
he made up his mind to grow old
in his closed house,
alone, with his memory and mirror
in which she gazed one bright day.
Like gold in a miser’s coffer,
he chose not to keep
a whole yesterday in the clear mirror.
Time for him would not run.
2
And after the first year,
“How were her eyes,” he wondered,
“brown or black? Pale green? Gray?
How were they? Good God! I can’t remember.”
3
He went into the street one day
of spring, and strolled silently
in double mourning, his heart locked.
From a window in the hollow shadow
he saw flashing eyes. He lowered his
and walked on. Like those!
Glosando a Ronsard y otras rimas
Esto soñé
Que el caminante es suma del camino,
y en el jardín, junto del mar sereno,
le acompaña el aroma montesino,
ardor de seco henil en campo ameno;
que de luenga jornada peregrino
ponía al corazón un duro freno,
para aguardar el verso adamantino
que maduraba el alma en su hondo seno.
Esto soñé. Y del tiempo, el homicida,
/>
que nos lleva a la muerte o fluye en vano,
que era un sueño no más del adanida.
Y un hombre vi que en la desnuda mano
mostraba al mundo el ascua de la vida,
sin cenizas el fuego heraclitano.
El amor y la sierra
Cabalgaba por agria serranía,
una tarde, entre roca cenicienta.
El plomizo balón de la tormenta
de monte en monte rebotar se oía.
Súbito, al vivo resplandor del rayo,
se encabritó. bajo de un alto pino,
al borde de una peña, su caballo.
A dura rienda le tornó al camino.
Y hubo visto la nube desgarrada,
y, dentro, la afilada crestería
de otra sierra más lueñe y levantada
—relámpago de piedra parecía—.
¿Y vio el rostro de Dios? Vio el de su amada.
Gritó: ¡Morir en está sierra fría!
Pío baroja
En Londres o Madrid, Ginebra o Roma,
ha sorprendido, ingenuo paseante,
el mismo taedium vitae en vario idioma,
en múltiple careta igual semblante.
Atrás las manos enlazadas lleva,
y hacia La tierra, al pasear, se inclina;
todo el mundo a su paso es senda nueva,
camino por desmonte o por rüina.
Dio, aunque tardío, el siglo diecinueve
un ascua de su fuego al gran Baroja,
y otro siglo, al nacer, guerra le mueve,
que enceniza su cara pelirroja.
De la rosa romántica, en la nieve,
él ha visto caer la última hoja.
Azorín
La roja tierra del trigal de fuego,
y del habar florido la fragancia,
y el lindo cáliz de azafrán manchego
amó, sin mengua de la lis de Francia.
¿Cúya es la doble faz, candor y hastío,
y la trémula voz y el gesto llano,
y esa noble apariencia de hombre frío
que corrige la fiebre de la mano?
No le pongáis, al fondo, la espesura
de aborrascado monte o selva huraña,
sino, en la luz de una mañana pura,
lueñe espuma de piedra, la montaña,
y el diminuto pueblo en la llanura,
¡la aguda torre en el azul de España.!
Al escultor Emiliano Barral
... Y tu cincel me esculpía
en una piedra rosada,
que lleva una aurora fría
eternamente encantada.
Y la agria melancolía
de una soñada grandeza,
que es lo español (fantasía
con que adobar la pereza),
fue surgiendo de esa roca,
que es mi espejo,
línea a línea, plano a plano,
y mi boca de sed poca,
y, so el arco de mi cejo,
dos ojos de un ver lejano,
qu you quisiera tener
como están en tu escultura:
cavados en piedra dura,
en piedra, para no ver.
Madrid, 1922
Soledades a un maestro
1
No es profesor de energía
Francisco de Icaza,
sino de melancolía.
2
De su raza vieja
tiene la palabra corta,
honda la sentencia.
3
Como el olivar,
mucho fruto lleva,
poca sombra da.
4
En su claro verso
se canta y medita
sin grito ni ceño.
5
Y en perfecto rimo
—así a la vera del agua
el doble chopo del río—.
6
Sus cantares llevan
agua de remanso,
que parece quieta.
Y que no lo está;
mas no tiene prisa
por ir a la mar.
7
Tienen sus canciones
aromas y acíbar
de viejos amores.
Y del indio sol
madurez de fruta
de rico sabor.
8
Francisco de Icaza,
de la España vieja
y de Nueva España,
que en áureo centén
se graben tu lira
y tu perfil de virrey.
Los sueños dialogados
1
¡Cómo en alto llano tu figura
se me aparece!... Mi palabra evoca
el prado verde y la árida llanura,
la zarza en flor, la cenicienta roca.
Y al recuerdo obediente, negra encina
brota en el cerro, baja el chopo al río;
el pastor va subiendo a la colina;
brilla un balcón en la ciudad: el mío,
el nuestro. ¿Ves? Hacia Aragón, lejana,
la sierra de Moncayo, blanca y rosa...
Mira el incendio de esa nube grana,
y aquella estrella en el azul, esposa.
Tras el Duero, la loma de Santana
se amorata en la tarde silenciosa.
2
¿Por qué? decísme, hacia los altos llanos
huye mi corazón de esta ribera,
y en tierra labradora y marinera
suspiro por los yermos castellanos?
Nadie elige su amor. Llevóme un día
mi destino a los grises calvijares
donde ahuyenta al caer la nieve fría
las sombras de los muertos encinares.
De aquel trozo de España, alto y roquero,
hoy traigo a ti, Guadalquivir florido,
una mata del áspero romero.
Mi corazón está donde ha nacido.
no a la vida, al amor, cerca del Duero...
¡El muro blanco y el ciprés erguido!
3
Las ascuas de un crepúsculo, señora,
rota la parda nube de tormenta,
han pintado en la roca cenicienta
de lueñe cerro un resplandor de aurora.
Una aurora cuajada en roca fría,
que es asombro y pavor del caminante
más que fiero león en claro día
O en garganta de monte osa gigante.
Con el incendio de un amor, prendido
al turbio sueño de esperanza y miedo,
yo voy hacia la mar, hacia el olvido
—y no como a la noche ese roquedo,
al girar del planeta ensombrecido—.
No me llaméis, porque tornar no puedo.
4
¡Oh soledad, mi sola compañía,
oh musa del portento, que el vocablo
diste a mi voz que nunca te pedía!,
responde a mi pregunta. ¿con quién hablo?
Ausente de ruidosa mascarada,
divierto mi tristeza sin amigo,
contigo, dueña de la faz velada,
siempre velada al dialogar conmigo.
Hoy pienso: este que soy será quien sea;
no es ya mi grave enigma este semblante
que en el íntimo espejo se recrea,
sino el misterio de tu voz amante.
Descúbreme tu rostro, que yo vea
fijos en mí tus ojos de diamante.
De mi cartera
1
Ni mármol duro y eterno,
ni música ni pintura,
sino palabra en el tiempo.
2
Canto y cuento es la poesía.
Se canta una viva historia,
contando su melodía.
3
Crea el alma sus riberas;
montes de ceniza y plomo,
sotillos de primavera.
4
Toda la imaginería
que no la brotado del río,
barata bisutería.r />
5
Prefiere la rima pobre,
la asonancia indefinida.
Cuando nada cuenta el canto,
acaso huelga la rima.
6
Verso libre, verso libre...
Líbrate, mejor, del verso
cuando te esclavice.
7
La rima verbal y pobre,
y temporal, es la rica.
El adjetivo y el nombre,
remansos del agua limpia,
son accidentes del verbo
en la gramática lírica,
del Hoy que será Mañana,
del Ayer que es Todavía.
Glossing Ronsard and Other Rhymes45
This I Dreamt
The wanderer of the road becomes the road,
and in the orchard by the serene sea
Border of a Dream: Selected Poems of Antonio Machado (Spanish Edition) Page 26