Richard P. Feynman. La física de las palabras

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Richard P. Feynman. La física de las palabras Page 21

by Michelle Feynman


  Tomé la decisión de trabajar en el Proyecto Manhattan al principio de la guerra porque pensé que los alemanes lo conseguirían. No sé si esta fue la decisión correcta.

  – «El extraordinario Dr. Feynman», Los Angeles Times Magazine, 20 de abril de 1986

  Desde un punto de vista científico, el Proyecto Manhattan no era lo que de ordinario yo hubiera deseado hacer; era más ingeniería que ciencia. Fue muy emocionante conocer a todos los grandes hombres y a los personajes inteligentes acerca de los cuales uno lee. Es una respuesta similar a la que tengo en relación con la comisión. No hubiera querido participar en la comisión aparte del sentimiento del deber, pero una vez que decidí que no había otra opción y que tenía que hacerlo, entonces tuve que trabajar duro. Pero si se me hubiera dado media oportunidad, lo hubiera dejado. Es apasionante, una vez estás atrapado en ello. Es como preguntarle a alguien que casi ha tenido un accidente de automóvil si es algo excitante. Es de lo más divertido ir tocando el claxon mientras se intenta conducir entre los coches, ¿no es verdad? Solo que preferiría no haber tenido que hacerlo.

  – «El extraordinario Dr. Feynman», Los Angeles Times Magazine, 20 de abril de 1986

  [En relación con su oposición al desarme nuclear bilateral]: [Reagan es uno de los] expertos, especialmente en el gobierno, que no sabe lo que están haciendo.

  – Citado en Star-News, 16 de octubre de 1982

  El terror y el peligro de la bomba atómica se han contado repetidas veces.

  – Notas personales

  La bomba atómica es esencialmente solo una bomba muy grande, mil veces más energética que la mayor bomba revientamanzanas.

  – Notas personales

  Muy pronto, una nación podrá declarar la sentencia de muerte a la mitad de la población de cualquier otra nación y en el mismo día llevar a cabo la ejecución.

  – Notas personales

  Una leve esperanza de que pueda ser una bendición en un disfraz horrible al llevar el idealismo tibio hacia la cooperación entre la gente a una realidad nacida de la necesidad.

  – Notas personales

  Siempre ha sido evidente que la cooperación era muy deseable.

  – Notas personales

  La leve esperanza de que el horror de la bomba atómica pueda finalmente convencer a la humanidad de que la división es una locura.

  – Notas personales

  [Sobre el proyecto de Los Álamos]: Lo que me ocurrió (lo que les ocurrió al resto de nosotros) es que empezamos por una buena razón, y después se trabaja muy duro para conseguir algo, y es un placer, una excitación. Y dejas de pensar, ¿sabe?; sencillamente, dejas de hacerlo.

  – «La leyenda de Feynman», The Los Angeles Times, 17 de febrero de 1988

  Este mismo asunto con la bomba y este pesimismo estuvo conmigo durante varios años y, hacia 1950, yo todavía era pesimista acerca del mundo y estaba completamente seguro de que estaba en lo cierto, que nadie llegaba a ninguna parte y de que todos dábamos vueltas en círculos y que íbamos a tener problemas. Entonces, cuando tuviéramos problemas con Rusia, etcétera, nos bombardearíamos unos a otros, y el hemisferio Norte quedaría muy malparado.

  – Entrevista con Charles Weiner, 27 de junio de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  [Sobre la bomba nuclear]: Hasta donde yo sé (quizá otras personas no están de acuerdo), en mi experiencia no se produjo una dificultad seria porque la información se mantenía como un secreto que era esencial para una comprensión más o menos fundamental, o se mantenía secreta demasiado tiempo. Había cosas importantes de las que se informaba gradualmente... pero a su debido tiempo, por así decirlo.

  – Entrevista con Charles Weiner, 27 de junio de 1966, Biblioteca y Archivos de Niels Bohr en el Centro para la Historia de la Física

  Los científicos somos listos, demasiado listos, ¿esto no le satisface? ¿Es que diez kilómetros cuadrados en una bomba no basta? Los hombres siguen pensando. ¡Solo díganos lo grande que la quiere!

  – Notas personales

  Y esta es una cosa que aprendí: que si tienes alguna razón para hacer algo que es muy fuerte y empiezas a trabajar en ello, tienes que mirar a tu alrededor de vez en cuando y enterarte de si los motivos originales siguen siendo correctos.

  – Entrevista en Future for Science

  Challenger

  Cortesía del Instituto de Tecnología de California.

  Haría falta como mínimo una citación del Congreso para que yo volviera a Washington.

  – Carta a David Acheson, 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 405)

  Cuando se usa un modelo matemático, debe prestarse una minuciosa atención a las incertidumbres del modelo.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  [Sobre la Comisión Rogers]:[21] Me siento como un toro en una cristalería. Lo mejor que se puede hacer es poner al toro a trabajar con el arado. Una metáfora mejor sería un buey en una cristalería, porque el cristal es el toro, desde luego.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 402)

  Si de esta manera el gobierno no los apoya, que así sea.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  La NASA les debe a los ciudadanos, a los que les pide apoyo, ser franca, honesta e informativa, de manera que dichos ciudadanos puedan tomar las decisiones más sensatas para el uso de sus recursos limitados.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  [Sobre la Comisión Rogers]: Me preocupa un poco que experimente un sentido del deber.

  – «El extraordinario Dr. Feynman», Los Angeles Times Magazine, 20 de abril de 1986

  [Sobre la Comisión Rogers]: Antes, durante la discusión, ha habido varios comentarios solícitos acerca de cómo nosotros, como individuos o, mejor, en pequeños grupos (llamados subcomités), podemos ir adonde queramos para recabar información. Intento proponer que haré esto (y algunos físicos me dicen que les gustaría ir conmigo), y dispongo mis cosas de manera que pueda trabajar de forma intensiva durante un rato. No parece que me den un encargo, y la reunión termina prácticamente mientras estoy hablando, con la observación del vicepresidente (Armstrong) de que no hagamos un trabajo detallado.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 399)

  El domingo voy con Graham y su familia a ver el Museo del Aire y del Espacio, que tanto le gustó a Carl; tenemos una hora antes de la inauguración oficial, y no hay público. Influencia; después de todo, es el director en funciones de la NASA.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

  [Sobre la indulgencia de Rogers a la hora de fraternizar con la prensa]: Me gustó su reacción, pero ahora, mientras escribo esto, no lo tengo tan claro. Fue muy fácil después de que hablara explícitamente sobre la importancia de que no hubiera filtraciones, etc., en las reuniones anteriores. ¿Me está tendiendo una trampa? (Ya lo ves, querida: la paranoia de Washington se apodera de mí.) Si es así, cuando quiera detenerme o desacreditarme me puede acusar de filtrar algo importante. Pienso que es posible que haya cosas en esto que alguien intente evitar que yo descubra, y que pueda intentar desacreditarme si me acerco demasiado a ellas.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

  [Sobre Rogers]: Probablemente soy un grano en su culo.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

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sp; [Sobre la Comisión Rogers]: A este paso nunca llegaremos a acercarnos lo bastante al asunto para descubrir qué es lo que ocurrió.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

  [Sobre la Comisión Rogers]: Estoy determinado a hacer el trabajo de descubrir lo que ocurrió... caiga quien caiga.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

  [Sobre la Comisión Rogers]: Creo que me dejarán hacerlo, abrumado por datos y detalles, con la esperanza de que me halle ocupado, enterrado con toda la atención a los detalles técnicos, de modo que tengan tiempo de ablandar a testigos especialmente peligrosos, etc. Pero no funcionará porque: 1) yo intercambio y comprendo la información técnica mucho más rápidamente de lo que imaginan, y 2) ya huelo algunas ratas que no olvidaré porque me encanta el olor de las ratas.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 402)

  La gestión oficial, en cambio, afirma que cree que la probabilidad de fallo es mil veces menor. Una razón de ello puede ser un intento de garantizar al gobierno la perfección y el éxito de la NASA con el fin de asegurarse el suministro de fondos. La otra puede ser que creyeran sinceramente que era verdad, lo que demostraría una casi increíble falta de comunicación entre ellos y sus ingenieros operativos.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Parece que hay enormes diferencias de opinión acerca de la probabilidad de fallos con pérdida del vehículo y de vidas humanas. Las estimaciones van desde aproximadamente 1 de cada 100 hasta 1 de cada 100.000. Las cifras más altas proceden de los ingenieros operativos, y las cifras muy bajas de la dirección. ¿Cuáles son las causas y consecuencias de esta falta de concordancia? Puesto que 1 parte en 100.000 significa que se podría propulsar una lanzadera cada día durante trescientos años y esperar perder solo una, sería adecuado que planteáramos la siguiente pregunta: «¿Cuál es la causa de la fantástica fe de la dirección en la maquinaria?».

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  El argumento de que con el mismo riesgo hubo lanzamientos anteriores sin fallos se suele aceptar como un argumento para la seguridad de aceptarlo de nuevo. Debido a ello, se aceptan una y otra vez puntos débiles, en ocasiones sin un intento lo bastante serio para remediarlos, o de demorar un vuelo debido a su presencia continuada.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Parece que, cualquiera que sea la finalidad, ya sea para el consumo interno o externo, la dirección de la NASA exagera la fiabilidad de su producto, hasta llegar a la fantasía.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Las juntas tóricas de los cohetes aceleradores sólidos no estaban diseñadas para que se deterioraran. El deterioro era una clave de que algo estaba equivocado. El deterioro no era algo a partir de lo cual se pudiera inferir seguridad.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Un aterrizaje totalmente automático probablemente no es tan seguro como un aterrizaje controlado por un piloto.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Encontramos que la actitud ante los fallos y la fiabilidad del sistema no es tan buena como lo es para el sistema informático. Por ejemplo, se encontraron dificultades con determinados sensores de temperatura que a veces fallaban. Pero 18 meses más tarde, todavía se usaban los mismos sensores, que a veces todavía fallaban, hasta que se tuvo que cancelar un lanzamiento porque dos de ellos fallaron al mismo tiempo.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  La acción de los reactores es comprobada por sensores y, si no consiguen encenderse, los ordenadores eligen encender otro reactor. Pero no están diseñados para fallar, y el problema debería resolverse.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Si hay que mantener un programa razonable de lanzamientos, a menudo la actividad de ingeniería no puede hacerse con la rapidez suficiente para estar a la altura de las expectativas de criterios de certificación originalmente conservadores diseñados para garantizar un vehículo muy seguro. En estas situaciones, de manera sutil y a menudo con criterios en apariencia lógicos, se alteran los criterios de manera que todavía puedan certificarse los vuelos a tiempo. Por lo tanto, vuelan en una condición relativamente insegura, con una probabilidad de fallos del orden de un centésimo.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  Hagamos recomendaciones para asegurar que los funcionarios de la NASA traten con un mundo de realidad a la hora de entender lo suficientemente bien las imperfecciones y los puntos débiles tecnológicos para que intenten eliminarlos activamente.

  – Informe de la Comisión Presidencial sobre el accidente de la lanzadera espacial Challenger, volumen 2: apéndice F, junio de 1986

  También hemos encontrado que los criterios de certificación usados en las Revisiones de Disposición de Vuelo suelen desarrollar un rigor que se reduce gradualmente. El argumento de que con el mismo riesgo se voló antes sin averías se suele aceptar como un argumento para la seguridad de aceptarlo de nuevo. Debido a ello, se aceptan puntos débiles evidentes una y otra vez, a veces sin un intento lo suficientemente serio para remediarlos, o de demorar un vuelo debido a su presencia continuada.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  De un total de casi 2.900 vuelos, 121 fallaron (1 de cada 25). Sin embargo, esto incluye lo que podrían llamarse errores iniciales, cohetes que se lanzaban por primera vez y en los que se descubren y se resuelven errores de diseño. Una cifra más razonable para los cohetes veteranos sería de 1 de cada 50. Con un cuidado especial en la selección de las partes y en la inspección, podría conseguirse una cifra inferior a 1 de cada 100, pero probablemente no se pueda conseguir 1 de cada 1.000 con la tecnología de hoy en día. Los funcionarios de la NASA dicen que la cifra es muy inferior.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  En realidad, experimentos previos de la NASA han demostrado, en ocasiones, precisamente estas dificultades, casi accidentes y accidentes, todos los cuales daban avisos de que la probabilidad de fallos en el vuelo no era tan pequeña.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  ¿Por qué encontramos una disparidad tan enorme entre la estima de la dirección y el juicio de los ingenieros? Parece que, cualquiera que sea la finalidad, ya sea para el consumo interno o externo, la dirección de la NASA exagera la fiabilidad de su producto, hasta llegar a la fantasía.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  El hecho de que este peligro no llevara a una catástrofe antes no es garantía de que no lo haga la próxima vez. A menos que se entienda completamente. Cuando se juega a la ruleta rusa, el hecho de que el primer disparo no sea efectivo no es ningún consuelo para el siguiente.

  – Pasadena Star-News, opinión, 18 de junio de 1986

  Le he comentado a Rogers que tengo estos parientes con conexiones en la prensa, y que si es correcto visitarlos. Es muy amable y me ha dicho: «Desde luego�
�.

  – Carta a Gweneth y Michelle Feynman, 12 de febrero de 1986 (Perfectly Reasonable Deviations from the Beaten Track, p. 401)

  No estoy interesado en mi comodidad personal, sino en el bienestar del país.

  – Correspondencia con Rogers («El Sr. Feynman va a Washington», 1986)

  Política

  Cortesía del Instituto de Tecnología de California.

  Todos sabemos que en Washington no saben lo que hacen. No es que sean necios; es simplemente que nadie sabe cómo manejar muchos de los problemas. Muchos expertos han estudiado estos temas. Pero saben mucho menos de lo que quieren admitir. Si alguien se presentara a las elecciones diciendo que no tiene respuestas, nadie le prestaría atención. Todos queremos una respuesta. Pero algún día, quizá, todos acabarán por darse cuenta de que los expertos no lo saben casi todo.

 

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