Ancient Cuzco
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59. Also see Garcilaso de la Vega (1966: 799 [1609: Pt. 2, Bk. 2, Ch. 24]).
60. The Libro Primero del Cabildo . . . (1965 [1534]) does not mention the Acllahuaci by name, but instead includes it within the area of the Hatuncancha. This is best illustrated in the description of Francisco Mejía’s house lot. Mejía’s holding is specifically recorded in the Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 34 [1534]) as within Hatuncancha, even though we know that he was awarded the portion of the Acllahuaci that bordered the plaza.
61. This street name is confirmed in the Libro Primero del Cabildo . . . (1965 [1534]).
62. In the Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 34 [1534]) we read, “Señalóse a Francisco Mexía, regidor, un solar en Hatun Cancha que tiene por linderos puerta del dicho Hatun Cancha e de la otra parte la calle del Sol, e la plaça delantera que tiene hasta la callejuela de Apocamarca [sic Pucamarca] adelante e lo que faltare de traves que se le de largo.”
63. “Al oriente de Amarucancha, la calle del Sol en medio, está el barrio llamado Acllahuasi, que es casa de escogidas, donde estaba el convento de las doncellas dedicadas al sol, de las cuales dimos larga cuenta en su lugar y de lo que yo alcancé de sus edificios resta decir que en el repartimiento cupo parte de aquella casa a Francisco Mejía, y fue lo que sale al lienzo de la plaza, que también se ha poblado de tiendas de mercaderes. Otra parte cupo a Pedro del Barco, y otra parte al licenciado de Gama, y otras a otros de que no me acuerdo” (Garcilaso de la Vega 1960: 262 [1609: Pt. 1, Bk. 7, Ch. 10]).
64. “Es así que un barrio de los de aquella ciudad se llamaba Acllahuasi, quiere decir, casa de escogidas; el barrio es el que está entre las dos calles que salen de la plaza mayor, y van al convento de Santo Domingo, que solía ser casa del sol. La una de las calles es la que sale del rincón de la plaza, a mano izquierda de la iglesia mayor, y va norte-sur. Cuando yo salí de aquella ciudad el año de mil y quinientos y sesenta, era esta calle la principal de los Mercaderes. La otra calle es la que sale del medio de la plaza donde dejé la cárcel, y va derecha al mismo convento dominico, también norte-sur. La frente de la casa salía a la plaza mayor, entre las dos calles dichas, y las espaldas de ella llegaban a la calle que las atraviesa de oriente a poniente; de manera que estaba hecha isla entre la plaza y las tres calles; quedaba entre ella y el templo del sol otra isla grandísima de casas, y una plaza grande que hay delante del templo” (Garcilaso de la Vega 1960: 121 [1609: Pt. 1, Bk. 4, Ch. 1]).
65. “Esta casa alcancé yo a ver yo entera de sus edificios, que sola ella y la del sol, que eran dos barrios, y otros cuatro galpones grandes que habían sido casas de los reyes Incas, respetaron los indios en su general levantamiento contra los españoles que no las quemaron, como quemaron todo lo demás de la ciudad, porque la una había sido casa del sol su dios, y la otra casa de sus mujeres, y las otras de sus reyes. Tenían entre otras grandezas de su edificio una calleja angosta, capaz de dos personas, la cual atravesaba toda la casa. Tenía la calleja muchos apartados a una mano y a otra, donde había oficinas de la casa, donde trabajaban las mujeres de servicio. A cada puerta de aquéllas había porteras de mucho recaudo; en el último apartado al fin de la calleja estaban las mujeres del sol donde no entraba nadie. Tenía la casa su puerta principal como las que acá llaman puerta reglar; la cual no se abría sino para la reina y para recibir las que entraban para ser monjas. . . . En el repartimiento que los españoles hicieron para sus moradas de las casas reales de la ciudad del Cozco cuando la ganaron, cupo la mitad de este convento a Pedro del Barco, de quién adelante haremos mención, fue la parte de las oficinas, y la otra mitad cupo al Licenciado de la Gama, que yo alcancé en mis niñeces; y después fue de Diego Ortiz de Guzmán, caballero natural de Sevilla, que yo conocí y dejé vivo cuando vine a España” (Garcilaso de la Vega 1960: 122–123 [1609: Pt. 1, Bk. 4, Ch. 2]).
66. “Tiráronlas a todas las casas de la ciudad generalmente, sin respetar las casas reales; solamente reservaban la casa y templo del sol con todos los aposentos que tenía dentro. Y la casa de las vírgenes escogidas con las oficinas que habían de las cuatro calles adentro donde la casa estaba” (Garcilaso de la Vega 1960: 122 [1609: Pt. 2, Bk. 2, Ch. 24]).
67. “A los orones llaman pirua; son hechos de barro pisado con mucha paja. En tiempo de sus reyes los hacían con mucha curiosidad; eran largos más o menos conforme al altor de las paredes del aposento donde lo ponían; eran angostos y cuadrados y enterizos, que los debían de hacer con molde, y de diferentes tamaños. Hacíanlos por cuenta y medida unos mayores que otros, de a treinta hanegas, de a cincuenta y de a ciento, y de a doscientas más y menos como convenía hacerlos. Cada tamaño de orones estaba en su aposento de por sí, porque se habían hecho a medida de él; poníanlos arrimados a todas cuatro paredes y por medio del aposento; por sus hiladas dejaban calles entre unos y otros para henchirlos y vaciarlos a sus tiempos. No los mudaban de donde una vez los ponían. Para vaciar el orón hacían por la delantera de él unas ventanillas de una ochava en cuadro, abiertas por su cuenta y medida, para saber por ellas las hanegas que se habían sacado y las que quedaban, sin haberlas medido. De manera que por el tamaño de los orones sabía con mucha facilidad el maíz que en cada aposento y en cada depósito había; y por las ventanillas sabían lo que habían sacado y por lo que quedaba en cada orón; yo vi algunos de estos orones que quedaron del tiempo de los Incas, y eran de los más aventajados porque estaban en la casa de las vírgenes escogidas, mujeres del sol; y eran hechos para el servicio de aquellas mujeres. Cuando los vi era la casa de los hijos de Pedro del Barco, que fueron mis condiscípulos” (Garcilaso de la Vega 1960: 154 [1609: Pt. 1, Bk. 5, Ch. 5]).
68. This is the same Pedro del Barco that Zárate (1995 [1555]) and Garcilaso de la Vega (1966: 287 [1609: Pt. 1, Bk. 5, Ch. 11]) incorrectly include within the first Europeans to enter Cuzco.
69. The Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 34 [1534]) indicates that Barco’s house was tangent to Mejía’s and the Street of the Sun. However, it is listed as being within Pucamarca.
70. Segovia is mentioned by Molina (1989: 59 [ca. 1575]) as having held a house lot in Pucamarca.
71. “Y en las casas de las vírgenes escogidas, en la parte que de ellas cupo a Pedro del Barco, que después la hubo un Hernando de Segovia, boticario que yo conocí, halló el Segovia acaso, sacando unos cimientos, un tesoro de setenta y dos mil ducados” (Garcilaso de la Vega 1960: 91 [1609: Pt. 2, Bk. 2, Ch. 7]).
72. Aerial photographs of the city (see Servicio Aerofotográfico Nacional: negative 8485–445 [1956]) suggest that the street now called Sta. Catalina Ancha could have once continued behind Sta. Catalina and the Jesuit church.
73. “[Un ejemplo] es un lienzo entero que permanece todavía en la ciudad del Cuzco, en el monasterio de Santa Catalina. Labraban estas paredes no derechas a plomo, sino tanto cuanto inclinadas para dentro. Las piedras son perfectamente cuadradas, pero de tal forma, que vienen a tener la misma hechura y labor que una piedra de anillo que los plateros llaman jaquelado, con dos órdenes de cantos y esquinas; de modo que entre dos piedras (destas ajustadas) queda formada una canal de los cantos menores y relevados de cada una. Y vese otro primor en esta obra, y es que no son iguales todas las piedras della, más que las de cada hilada entre sí, y como va subiendo la pared, van siendo menores, porque la segunda hilada consta de piedras más pequeñas que las de la primera, y las de la tercera son asimismo menores que las de la segunda; y por este orden van proporcionadamente disminuyéndose cuanto más sube la obra; y así, la pared sobredicha desta fábrica, que hasta hoy está en pie, teniendo los sillares de la primera hilada de un codo y más de diámetro, vienen a ser los postreros del tamaño de azulejos; y sube esta pared tres o cuatro estados en alto, la cual es la más artificiosa y de mayor primor de cuantas obras yo he visto de los Incas.
“Decimos que los indios no usaban de mezcla en estos edificios, sino que todos eran de piedra seca, . . . más no porque dejasen de estar por en medio unidas con alguna mezcla, que sí lo estaban, para henchir los huecos y afijar las piedras; y lo que ec
haban, era cierta greda colorada y muy pegajosa, que ellos llaman llanca, de que hay abundancia en la comarca del Cuzco; lo cual observé yo viendo derribar un pedazo de aquella pared del dicho monasterio de Santa Catalina, para edificar la iglesia que ahora tiene” (Cobo 1964: 261–262 [1653: Bk. 14, Ch. 12]).
74. “. . . la demás gente se aposentó en un galpón grande que estaba junto a la plaza, y en Hatuncancha, que era un cercado grande que tenían que tenía sólo una entrada por la plaza: este cercado era de mamaconas, y auía en él muchos aposentos. En éstos que tengo dicho se aposentaron todos los españoles . . .” (Pedro Pizarro 1986: 88 [1571]).
75. “Hernando Pizarro y los capitanes se juntaban muchas veces a haber acuerdo sobre lo que harían, y unos decian que despoblásemos y saliésemos huyendo; otros, que nos metiésemos en Hatuncancha, que era un cercado muy grande donde todos pudiéramos estar, que (como tengo dicho) no tenía más de una puerta y cercado de cantería muy alta” (Pedro Pizarro 1986: 127 [1571]).
76. “En la plaza había una puerta donde había un monasterio que se llamaba Atuncancha, cercado todo de una muy hermosa cantería, dentro de la cual cerca había más de cien casas, donde residían los sacerdotes y ministros del templo y las mujeres que vivían castamente, a manera de religión, que llamaban por nombre mamaconas, las cuales eran en gran cantidad” (Estete 1924: 45 [ca. 1535]).
77. In the Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 35 [1534]) we find, “Señalosele a Diego Maldonado donde esta un solar por lindero la calle de Candia y de Rocha.”
78. “Al mediodía de la iglesia mayor, calle en medio, están las tiendas principales de los mercaderes mas caudalosos. . . . A las espaldas de las tiendas principales están las casas que fueron de Diego Maldonado, llamado el Rico, porque lo fue más que otro alguno de los del Perú; fue de los primeros conquistadores. En tiempo de los Incas se llamaba aquel sitio Hatuncancha; quiere decir barrio grande. Fueron casas de uno de los reyes llamado Inca Yupanqui” (Garcilaso de la Vega 1960: 260 [1609: Pt. 1, Bk. 7, Ch. 9]).
79. Wife of Topa Inca Yupanqui and mother of Huayna Capac.
80. [Ch-3:2] “La segunda guaca se decía Canchapacha: era una fuente que estaba en la calle de Diego Maldonado, a la cual hacían sacrificio por ciertas historias que los indios cuentan.”
[Ch-3:3] “La tercera guaca era otra fuente llamada Ticicocha, que estaba dentro de la casa que fue del dicho Diego Maldonado. Fue esta fuente de la Coya o reina Mama Ocllo, en la cual se hacían muy grandes y ordinarios sacrificios, especialmente cuando querían pedir algo a la dicha Mama Ocllo, que fue la mujer más venerada que hubo entre estos indios” (Cobo 1964: 170 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).
81. [Ch-4:2] “La segunda guaca se llamaba Púmui: estaba en un llano pequeño junto a la casa de Diego Maldonado. Fue adoratorio muy solemne, porque era tenido por causa del sueño; ofrecíanle todo género de sacrificios, y acudian a él por dos demandas: la una a rogar por los que no podían dormir, y la otra, que no muriesen durmiendo” (Cobo 1964: 171 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).
82. “Lo mismo afirman que mandaba hacer el Inca cuando alguna mujer a quien él quería mucho fallecía en el Cuzco, que se traía tierra de su naturaleza para el sepulcro; también me satisface ser esto así porque declararon haber una sepultura en las casas del capitán Diego Maldonado labrada de cantería debajo de tierra, adonde se enterró una mujer del Inca natural de los yungas, la cuál hallamos bien honda y labrada desde tres estados de cantería muy prima y en cuadra como doce pies, y afirmaron ellos ser aquella arena de la costa de la mar, y sacada la arena, se halló solamente abajo un cuerpo en cierto hueco que en la sepultura había a un lado, que pareció probanza de lo que está dicho . . .” (Polo de Ondegardo 1990: 99 [1571]).
83. The Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 34 [1534]) notes that Pedro del Barco was granted a house lot in Pucamarca. On the other hand, Garcilaso de la Vega states that Barco’s land was within the Acllahuaci. This confusion may be the result of the fact that the Libro Primero del Cabildo . . . (1965: 34 [1534]) does not mention the Acllahuaci, but instead assigned the house lots within it to either Hatuncancha or Pucamarca.
84. Also see Van de Guchte (1990: 306–308), Hyslop (1990), and Bauer (1998: 138).
85. “. . . era una casa o templo diputado para los sacrificios del Pachayacháchic en el cual se sacrificaban niños y todo lo demás” (Cobo 1964:172 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).
86. Garcilaso de la Vega tells us that de la Gama owned part of the Acllahuaci and that his lot was later passed on to Diego Ortiz de Guzmán.
87. “. . . en las casas que fueron del licenciado de la Gama; en el cual estaba un ídolo del trueno, dicho Chucuylla” (Cobo 1964: 171–172 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).
88. “Pucamarca quisuarcancha, que era la casa del hazedor y de los truenos” (Albornoz 1984: 204 [ca. 1582]).
89. This description of the Creator god is repeated in Cobo (1979: 135 [1654: Bk. 12, Ch. 12]).
90. Although Garcilaso de la Vega places the houses of Guzmán (Garcilaso de la Vega 1966: 197 [Pt. 1, Bk. 4, Ch. 2]) and Segovia (Garcilaso de la Vega 1966: 749 [Pt. 2, Bk. 2, Ch. 7]) in this same area of the city, he suggests that they were contained within the Acllahuaci.
91. Garcilaso de la Vega states that Hernando de Segovia bought the lot of Pedro del Barco.
92. “. . . mandó hacer las casas y templo de Quisuarcancha, que es por cima de las casas de Diego Hortiz de Guzmán, viniendo hacia la plaça del Cuzco, donde al presente vibe Hernán López de Segovia, donde puso el estatua del Hacedor de oro del tamaño de un muchacho de diez años; el quai hera figura de un hombre puesto en pie, el braço derecho alto con la mano casi cerrada y los dedos pulgares y seguros altos, como persona que estava mandando” (Molina 1989: 59 [ca. 1575]).
93. “. . . llevavan al Templo del Sol las figuras llamadas Chuquilla y Wiracocha que tenían su templo por sí en Pucamarca y Quisuarcancha, que son agora casas de doña Ysauel de Bobadilla . . .” (Molina 1989: 73 [ca. 1575]).
94. It is likely that Molina was present at the interviews conducted by Loarte.
95. Thunder had another temple in Totocachi.
96. A place labeled Cusicancha is also shown on Guaman Poma de Ayala’s (1980: 303 [1615: 331 (332)]) map of Cuzco.
97. “Cusicancha pachamama, que era una casa donde nasció Tupa Ynga Yupangui” (Albornoz 1984: 204 [ca. 1582]).
98. The ayllu (kin group) of Iñaca panaca were the descendants of Pachacuti Inca Yupanqui.
99. “Era el lugar donde nació Inca Yupanqui, frontero del templo de Coricancha, y por esta razón ofrecían allí los del ayllo Inacapanaca” (Cobo 1964: 171 [1653: Bk. 13, Ch. 13]).
100. Cobo (1990: 59 [1653: Bk. 13, Ch. 13]), Guaman Poma de Ayala (1980: 970 [1615: 1051 (1059)]), Loarte (1882: 234 [1572]), Betanzos (1987: 95 [1557: Pt. 1, Ch. 19]), Cabello de Valboa (1951: 353 [1586: Ch. 20]), and Albornoz (1984: 204 [ca. 1582]).
101. “Tenía también el trueno templo aparte en el barrio de Totocachi, en el cual estaba una estatua suya de oro en unas andas de lo mismo, que hizo el Inca Pachacútic en honor del trueno, y llamó Intiillapa; a la cual tomé por hermano, y mientras vivió la trajo consigo en la guerra. Fue tenido este ídolo en gran veneración y servido con grande majestad y aparato” (Cobo 1964: 160–161 [1653: Bk. 14, Ch. 7]).
11. The Coricancha
1. “El templo más rico, suntuoso y principal que había en este reino era el de la ciudad del Cuzco, el cual era tenido por cabeza y metrópoli de su falsa religión y por el santuario de más veneración que tenían estos indios, y como tal era frecuentado de todas las gentes del imperio de los Incas, que por devoción venían a él en romería. Llamábase Coricancha, que quiere decir ‘casa de oro’, por la incomparable riqueza de este metal, el que había enterrado por sus capillas y en las paredes, techo y altares. Era dedicado al sol, puesto caso que también estaban colocadas en él las estatuas del Viracocha, del trueno, de la luna y otros ídolos principales” (Cobo 1964: 168 [1653: Bk. 13, Ch. 12]).
2. Squier took two photographs of the Coricancha courtyard and combined
them to make the etching shown in his book (McElroy 1986).
3. “Y luego los embio a unos bohios del sol en que ellos adoran. Estos bohios estavan de la parte que sale el sol chapados de oro de unas planchas grandes; y quanto mas les venia dando la sombra del sol tenian mas baxo oro en ellos. Los christianos fueron a los bohios: y sin ayuda ninguna de indios (porque ellos no les querian ayudar porque era bohio del sol, diziendo que se moririan) los christianos determinaron con unas barretas de cobre de desguarnecer estos bohios: y assi los desguarnescieron según por su boca ellos lo dixeron” (Mena 1967: 93 [1534]).
4. Xerez also suggests that the roofs of these buildings were covered with gold, but this is not supported by other early accounts of the Coricancha.
5. “[Vieron] una casa del Cuzco tenía chapería de oro. Y que la casa es muy bien hecha y cuadrada y tiene de esquina a esquina trescientos y cincuenta pasos, y de las chapas de oro que esta casa tenía quitaron setecientas planchas, que una con otra tenían a quinientos pesos; y de otra casa quitaron los indios cantidad de doscientos mil pesos, y que por ser muy bajo no lo quisieron recibir, que tenía a siete o ocho quilates el peso; y que no vieron más casas chapadas de oro destas dos, porque los indios no les dejaron ver toda la ciudad. . . . Por manera que en todo el oro que traen vienen ciento y setenta y ocho cargas, y son las cargas de paligueres, que las traen cuatro indios, y que traen poca plata, y que el oro viene a los christianos poco a poco y detiniéndose, porque son menester muchos indios para ello, y los vienen recogiendo de pueblo en pueblo; y se cree que llegará a Caxamalca dentro de un mes. El oro que se ha dicho que venía del Cuzco entró en este pueblo de Caxamalca a trece días de junio del año sobredicho; y vinieron doscientas cargas de oro y veinte y cinco de plata; en el oro al parecer había más de ciento y treinta quintales; y después de haber venido esto, vinieron otras sesenta cargas de oro bajo; la mayor parte de todo esto eran planchas, a manera de tablas de cajas, de a tres y a cuatro palmos de largo. Esto quitaron de las paredes de los bohíos, y traían agujeros, que parece haber estado clavadas” (Xerez 1985: 149–150 [1534]).