Miami Century Fox
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Índice/Table of Contents
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INTRODUCCIÓN
INTRODUCTION
FUJI, ARARAT
FUJI, ARARAT
PUEBLO GUSANO
MAGGOT NATION
PETIT CAFÉ
PETIT CAFÉ
BUENOS DÍAS, CORAL GABLES
GOOD MORNING, CORAL GABLES
ESTACIÓN DE DOUGLAS ROAD
DOUGLAS ROAD STATION
MIRA LA FOTO
LOOK AT THE PICTURE
BIENVENIDO A WHOLE FOOD
WELCOME TO WHOLE FOOD
MUJER EN LOS EVERGLADES QUE NO COMPRENDE EL INCENDIO
WOMAN IN THE EVERGLADES WHO DOES NOT UNDERSTAND THE FIRE
BASURA BLANCA
WHITE TRASH
SON PIONEROS
THEY ARE PIONEERS
VEN A PROVIDENCE
COME TO PROVIDENCE
MS TROLLEY RECUERDA PAÍSES
MS TROLLEY REMEMBERS COUNTRIES
ONCE & ONCE
ELEVEN & ELEVEN
SAMANTHA TIENE UN TEDDY BEAR
SAMANTHA HAS A TEDDY BEAR
SAMANTHA MURIÓ
SAMANTHA DIED
EL DÍA QUE A MI NOVIA LE EMPEZARON A DOLER LAS MUELAS
THE DAY MY GIRLFRIEND'S MOLARS STARTED HURTING
EN COCONUT GROVE, UN TRAILER
IN COCONUT GROVE, A TRAILER
H&M ES AMOR
H&M IS LOVE
CIEMPIÉS, ESCARABAJO
CENTIPEDE, BEETLE
LA FLOR DEL DINERO
THE MONEY FLOWER
NO SE DICE
WE DON'T SAY THAT
JAZZ NETO
NET JAZZ
SECOND TO YOUR LEFT, SECOND TO YOUR RIGHT
SECOND TO YOUR LEFT, SECOND TO YOUR RIGHT
FOREVER TWENTY-ONE
FOREVER TWENTY-ONE
EL STARBUCKS Y LA SILLA GIRATORIA
STARBUCKS AND THE SWIVEL CHAIR
VOMITAR TODAS LAS DONUTS
VOMITING ALL THE DONUTS
VEO VEO
I SPY
BE CAREFUL
BE CAREFUL
WYNWOOD TIENE LA LLAVE
WYNWOOD HAS THE KEY
JET LAG
JET LAG
ORANGE THEORY
ORANGE THEORY
LA CABEZA QUE SE LLENÓ DE AGUA
THE HEAD THAT FILLED WITH WATER
MISIÓN ESPINACA
SPINACH MISSION
PARA SIEMPRE, BICICLETA
FOREVER, BICYCLE
QUINCE & QUINCE
FIFTEEN & FIFTEEN
APPLE PIE
APPLE PIE
FINGERPRINT
FINGERPRINT
SEÑOR ARTILUGIO
MISTER STUNT
HAND JOB
HAND JOB
WHAT IS MY NAME?
WHAT IS MY NAME?
EL HOMBRE QUE CUIDABA PINGÜINOS SUICIDAS EN LAS PLAYAS ABANDONADAS DEL MUNDO
THE MAN WHO CARED FOR SUICIDAL PENGUINS ON THE DESERTED BEACHES OF THE WORLD
LIGHTING PARADISE
LIGHTING PARADISE
LA CASA DEL CROISSANT
THE CROISSANT HOUSE
ARRE JOHNNY
GIDDY-UP, JOHNNY
DELIVERY SE ESCRIBE CON I GRIEGA
DELIVERY IS SPELLED WITH A GREEK I
PRESENT PERFECT
PRESENT PERFECTO
TOPOS
MOLES
NO ME FLORES
DO NOT FLOWER ME
ADIÓS, GOODBYE
ADIÓS, GOODBYE
DUÉRMETE YA
SLEEP NOW
MIAMI FUTURE
MIAMI FUTURE
AGRADECIMIENTOS DEL TRADUCTOR
TRANSLATOR'S ACKNOWLEDGMENTS
Legna Rodríguez Iglesias
Copyright & Credits
About Akashic Books
The National Poetry Series and The Center for Writing and Literature at Miami Dade College established the Paz Prize for Poetry in 2012. This award—named in the spirit of the late Nobel Prize–winning poet Octavio Paz—honors a previously unpublished book of poetry written originally in Spanish by an American resident.
The National Poetry Series was established in 1978 to ensure the publication of five collections of poetry annually through five participating publishers. The Series is funded annually by Amazon Literary Partnership, Barnes & Noble, Betsy Community Fund, the Gettinger Family Foundation, Bruce Gibney, HarperCollins Publishers, Stephen King, Lannan Foundation, Newman’s Own Foundation, News Corp, Anna and Ólafur Olafsson, the OR Foundation, the PG Family Foundation, the Poetry Foundation, Laura and Robert Sillerman, Amy R. Tan and Louis DeMattei, Elise and Steven Trulaske, and the National Poetry Series Board of Directors. For a complete listing of generous contributors to The National Poetry Series, please visit www.nationalpoetryseries.org.
The Center for Writing and Literature is a part of Miami Dade College’s Cultural Affairs Department. Founded in 2002, The Center creates and produces public literary programs for people of all ages, including Miami Book Fair International. The Center’s goal is to create community while promoting reading and writing.
Introducción
por Achy Obejas
Miami Century Fox de Legna Rodríguez Iglesias fue el primer manuscrito que tomé en mis manos cuando hice de jurado del Premio Octavio Paz. Leí el primer poema, “Fuji, Ararat”, y rápidamente lo puse a un lado. Qué poema más extraño y maravilloso, pensé. Tenía un epígrafe absurdo que me hizo reír en voz alta y una historia igualmente descabellada sobre decidir quedarse (o sea, decidir dejar Cuba, quedarse en Estados Unidos). Pero la gran sorpresa fue esta: era un soneto. Un soneto tradicional. No un soneto shakespeareano, sino un soneto en el estilo italiano de Petrarca: un poema con un argumento y un contraargumento; los ocho primeros versos divididos en dos estrofas, seguidos de un sexteto de respuesta y en una rima consonante nada fácil.
Volteé la página. Otro soneto. Y otro. ¿Sería una broma? ¿Quién escribe un libro de sonetos hoy en día? ¿Un libro de sonetos sobre los temas contemporáneos de inmigración, adaptación y asimilación, resistencia e identificación (y, por supuesto, el amor), sonetos salpicados con un humor tan fino y una pizca de inglés de vez en cuando?
Puse a un lado el libro de Legna y seguí explorando las otras propuestas. Pero ese libro me seguía llamando. Cada vez que volvía a él, los poemas hacían exactamente lo que se había propuesto Petrarca: cantar. Me encontré leyéndolos en voz alta, leyéndoselos a mis amigos, llamando a la gente simplemente para poder recitarles los versos que Legna había escrito.
Qué perfecto, pensé, que Petrarca —quien sirvió de puente entre la época clásica y la moderna—prestara ahora su modelo poético a Legna, recién llegada, y todavía en algún lugar entre el aquí y allá, el ahora y el entonces, el ahora y el mañana, entre Cuba y Estados Unidos.
Casi ya me había convencido de seleccionar el libro cuando recordé que habría que traducirlo. Y, como traductora que soy, me pregunté: ¿querría yo realmente torturar a otro traductor con este proyecto? No es solo que la poesía sea difícil de traducir, sino, además ¿sonetos? El soneto petrarquista favorece a las lenguas romances porque están repletas de rimas inherentes. ¿Existía acaso la posibilidad más mínima de llevarlos al inglés?
Cuando mi amigo Yoss, el escritor cubano de ciencia ficción, pasó por el área de San Francisco en su más reciente gira de autor, le mostré el manuscrito y lo vi sonreír de oreja a oreja leyéndose los poemas. “¡Son maravillosos!”, exclamó. Al terminar su visita ya estaba recitando versos enteros.
Al diablo con el traductor, pensé. Y, después de haber examinado todas las otras propuestas, finalmente me lancé
y seleccioné Miami Century Fox como ganador del Premio Paz de Poesía de 2016.
Excepto que . . . El traductor resultó ser uno de mis más antiguos y queridos amigos y, afortunadamente, uno de los mejores traductores que he conocido: Eduardo Aparicio. Nuestra amistad, de hecho, comenzó con la traducción, cuando estuve contratada temporalmente en una agencia de traducción de Chicago donde Eduardo trabajaba regularmente. Eso fue en los años ochenta, así que ha habido mucha traducción entre nosotros dos desde ese entonces.
Cuando le pregunté si traduciría a Legna, ambos nos reímos porque habíamos tenido reacciones muy similares. “Leí el primer poema”, dijo. “Tenía algo que era fascinante y confuso. Algo profundamente misterioso y seductor, pero que daba miedo. El poema parecía juguetón en la superficie. Inteligente, sí. Pero también: ligero, irreverente. Sin embargo, tenía un sentido de profundidad, algo incluso sombrío, que me desconcertaba. No estaba yo seguro a qué tentación me estaba sometiendo.”
Eduardo decidió plantearse el reto de traducir el primer y el último poema del libro. “Se me hizo claro que el libro tenía un arco narrativo: un comienzo y un final con una serie de altibajos, de pruebas y tribulaciones por el medio. Una especie de diario de viaje, casi. Una travesía contada en rima en cincuenta y un sonetos.”
A medida que se adentraba en el proyecto, se sintió cada vez más embelesado: “Había una precisión en los poemas en español que pareciera imposible reproducir en inglés: dos cuartetos, dos tercetos, cada verso un endecasílabo, con un patrón de rima uniforme y repetitivo: ABBA, ABBA, CDC, DCD. En cada poema, una y otra vez, página tras página. Persistente. Implacable. Sin perdones ni disculpas. Al principio las rimas parecían arbitrarias, un uso de sonidos, simple y juguetón, quizás sin sentido. Un elemento decorativo, como lucir cierto corte de pelo o cierta camisa de flecos solo por el efecto que tendrá cuando sacudas el cuerpo en la pista de baile. Pero las rimas revelaron poco a poco su profundidad, sus múltiples niveles de significado. Eran palabras muy precisas (chat/Ararat/cat o colina/neblina/aspirina). No eran rimas a partir de los trucos habituales inherentes al español, basándose en familias de palabras o una morfología predecible basada en terminaciones verbales comunes repetidas frecuentemente. Se me hizo claro que las rimas no eran un adorno, sino parte de una economía de recursos. Cada poema se revelaba como una expresión concisa, económica e intensa de una experiencia vivida y concreta.”
Fue entonces que decidió que el proyecto de traducción no se podía hacer. “Esto está más allá de mí”, dijo. “Es imposible.”
Por suerte para nosotros, él no pudo resistir el canto de sirena del libro. Lo imposible se hizo posible.
El libro que tienen en sus manos es obra de dos grandes artistas: de la poeta Legna Rodríguez Iglesias y de su traductor, Eduardo Aparicio. Con los poemas presentados en paralelo en este volumen, el español a un lado y el inglés al otro, podrán saborear el genio detrás de la obra original y de su interpretación en inglés.
Este es el debut en inglés de Legna, pero ella no es de ninguna manera una poeta emergente. Aquí hay una voz sazonada y feroz, tierna y afilada como una navaja.
Les prometo, queridos lectores, que no encontrarán otro libro como este, ni otro poeta semejante a Legna Rodríguez Iglesias, nunca jamás.
Achy Obejas es la autora de las aclamadas novelas Ruins, Days of Awe y otros cuatro libros de ficción, entre ellos la colección de cuentos The Tower of the Antilles (Akashic Books, 2017). Editó y tradujo al inglés la antología Havana Noir, y desde entonces ha traducido a Junot Díaz, Rita Indiana, Wendy Guerra y muchos otros escritores. En 2014 recibió una beca USA Ford Fellowship por sus escritos y traducciones. Actualmente se desempeña como la Distinguished Visiting Writer (Escritora Distinguida Visitante) en Mills College de Oakland, California.
Introduction
by Achy Obejas
Legna Rodríguez Iglesias’s Miami Century Fox was the first manuscript I picked up when I judged the Octavio Paz Prize. I read the first poem, “Fuji, Ararat,” and quickly put it back down. What a strange and wonderful piece, I thought. It featured an absurdist epigraph that made me laugh aloud and an equally fanciful story about deciding to stay—that is, deciding to leave Cuba, to stay in the United States. But here’s the kicker: it was written as a sonnet. A traditional sonnet. Not Shakespearean but Petrarchan, the Italian kind: a poem with an argument and a counterargument built into it; the first eight lines divided into two stanzas, followed by a responding sestet; and a not-easy rhyme scheme.
I turned the page. Another sonnet. And another. Was she kidding? Who writes a book of sonnets these days? A book of sonnets on the thoroughly contemporary topics of immigration, adaptation and assimilation, resistance and identification (and, of course, love); sonnets sprinkled with such fine humor and a little dash of English now and again?
I put Legna’s book down and went on to explore the other submissions. But it kept calling me back. Every time I revisited, the poems would do exactly what Petrach intended: they’d sing. I found myself reading them aloud, reading them to friends, calling people just so I could sound out the lines Legna had written.
How perfect, I thought, that Petrach—who bridged the classical and the modern periods—should lend his poetic design to Legna, newly arrived, and still somewhere between here and there, now and then, now and tomorrow, Cuba and the US.
I had almost convinced myself to choose the book when I remembered it would have to be translated. And as a translator myself, I kept wondering: did I really want to torture another translator with this project? It’s not just that poetry is difficult to translate, but sonnets? The Petrarchan favors Romance languages because they’re packed with inherent rhymes. Was there even the slightest chance of bringing these into English?
When my friend Yoss, the Cuban science-fiction writer, passed through California’s Bay Area on his most recent book tour, I showed him the manuscript and watched as he grinned from ear to ear reading the poems. “These are marvelous!” he exclaimed. By the time he left, he was reciting entire lines.
Damn the translator, I thought. And after reviewing all of the other submissions, I finally took the plunge and selected Miami Century Fox as the winner of the 2016 Paz Prize for Poetry.
Except that . . . the translator turned out to be one of my oldest and dearest friends, and—luckily—one of the finest translators I’ve ever met: Eduardo Aparicio. Our friendship, indeed, began with translation, when I was hired as a temp at a Chicago translation agency where Eduardo was a regular. That was back in the eighties, so a lot of translation has happened between us since then.
When I asked him about translating Legna, we both laughed because we’d had very similar responses. “I read the first poem,” he said. “There was something exciting and confusing about it. Something deeply mysterious and seductive, yet scary. The poem seemed playful on the surface. Smart, yes. But also: light, flippant. Yet there was a sense of depth about it, even a certain darkness that was disconcerting to me. I wasn’t sure what I was being lured into.”
Eduardo decided to challenge himself by translating the first and last poems of the book. “It was clear there was an arc to the entire book. A beginning and an end with a series of ups and downs, of trials and tribulations, in between. A kind of travelogue, almost. A journey told in rhyme in fifty-one sonnets.”
As he delved deeper into the project, he became more and more entranced: “There was a precision about the poems in Spanish that seemed impossible to replicate in English: two quatrains, two tercets, each line eleven syllables, and a consistent repeating rhyming pattern—ABBA, ABBA, CDC, DCD. Every time, again and again, page after page. Persistent. Relentless. Unapologetic. At first the rhymes seemed arbitrary, just a playful, perhaps meaningless, use of sounds. A decorative element, like sporting a certain haircut or wearing a certain shirt with fringes just for the effect it will have when you shake your body on the dance floor. Then the rhymes slowly revealed their depth, their multiple layers of meaning. They were very p
recise words (chat/Ararat/cat or colina/neblina/aspirina). The rhyming was not done with the usual tricks inherent in Spanish, relying on word families, and the predictable morphology based on common and often repeated verb endings. It became clear to me the rhymes were not an adornment but part of an economy of means. Each poem revealed itself as a succinct, economical, intense expression of a lived, concrete experience.”
That when he decided the translation project couldn’t be done. “This is beyond me,” he said. “It’s impossible.”
Lucky for us, he couldn’t resist the book’s siren call. The impossible became possible.
The book you’re holding in your hands is the work of two great artists, the poet Legna Rodríguez Iglesias, and her translator, Eduardo Aparicio. With the poems formatted in this volume with Spanish on one side and English on the other, you can savor the genius behind the original work and its English rendering.
It’s Legna’s English debut, but by no means is she an emerging poet. Here’s a voice that’s seasoned and fierce, tender and sharp as a blade.
I promise, dear readers, that you will not encounter another book quite like this, nor another poet quite like Legna Rodríguez Iglesias ever again.
Achy Obejas the author of the critically acclaimed novels Ruins, Days of Awe, and four other books of fiction, including the short story collection The Tower of the Antilles (Akashic Books, 2017). She edited and translated (into English) the anthology Havana Noir, and has since translated Junot Díaz, Rita Indiana, Wendy Guerra, and many others. In 2014, she was awarded a USA Ford Fellowship for her writing and translation. She currently serves as the Distinguished Visiting Writer at Mills College in Oakland, California.
¡Me planto!, grité.
Las manos amarillas de hepatitis.
Me voy por encima, dijo mamá,
y ganó el juego.
FUJI, ARARAT
Mi amiga me lo dice por el chat.
Que tengo que quedarme, que es mejor.
Me dice que el amor no es el amor.
Yo creo en el amor. Se cae el chat.
Me voy al Monte Fuji, al Ararat.