Taking the Arrow Out of the Heart
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eres amado.
Pero en este momento
tan duro de admitir
como para que algún padre o adulto
en cualquier parte
pueda desear o quererlo
tú eres el futuro
apresado en un puño
desalmado.
The Future Captured in a Heartless Fist
Somehow it is left to us
this most hopeful of generations
to bear
the unbearable.
We do not need to have given birth
to the children
who are being destroyed
to know they are our children
not only in the present and the past
but certainly in the future.
All children are connected at birth
to all the others ever to arrive.
Their faces turned upward
toward the parents all grown-ups were meant to be.
How can you separate your child
from mine?
Little one, they have captured you
and placed you in a cage.
What are we to make of this?
Are we supposed to see you
as an animal?
Though animals also do not deserve
this fate.
Are we supposed to think
that you are, at five years old,
already a “terrorist”?
Are we to believe you deserve
to stand alone in this tiny jail
obviously constructed with you in mind
while grown-ups stand around
and frighten you?
Who paid for this cage
anyway?
Whose taxes?
Whose labor?
Whose sweat?
Little One,
you are Palestinian
you are also Earthling,
you are Every Child.
By most humans of this planet
you are beloved.
But in this moment,
so hard to own
as what any parent or grown-up
anywhere
could desire or wish
you are The Future
captured in a heartless
fist.
Julian
Julian Bond, 1940–2015
La primera vez que canté
“We Shall Overcome”*
fue en un círculo
en el césped de la Biblioteca Trevor Arnett
en la Universidad de Atlanta
y por azar
yo agarraba
tu mano.
Éramos todos muy jóvenes,
Julian,
y con muchas esperanzas
en nuestra solidaridad.
Me trabé con ciertas palabras
de la canción
nueva para mí
mas tú la cantabas solemne,
correctamente,
devotamente,
creyendo en cada palabra
que entonabas
con todo
tu hermoso
corazón.
Un amigo escribe
que te sepultarán
en el mar
y asiento
porque es así que sentíamos
esos años hace tanto tiempo;
cuando éramos tan jóvenes,
vulnerables,
nadando contra
una imponente marea de odio
y desesperanza
definitivamente
en medio del mar.
Pero perseveramos
mientras tantas olas
montañas de lágrimas
se echaban rugiendo hacia, y sobre, nosotros.
Martin, Jack, Bobby,
Fannie Lou
que nunca dijo qué más
le hicieron a ella
tras golpear
su cuerpo volviéndolo
de una correosa rigidez
después de arrestarla
en la pequeña cárcel del pueblo.
Julian,
las armas,
las drogas,
la falta de educación,
también apuntaban a lo que amábamos.
Y nosotros de algún modo
tú de algún modo
logramos mantenernos
firmes.
Eras tan joven
por esos días
de apretados jeans
y una esposa joven
“la otra Alice”
como pensaba yo en ella.
Ella que salvaría
tu vida
cuando creímos que
la perderías.
Están diciendo muchas cosas
sobre ti ahora
tanto elogio
bien ganado.
Y aun así,
me pregunto si pueden
imaginar
al joven que eras
parado en
ese Círculo de la Vida
hace tanto tiempo
uniendo las manos
con esos tan frágiles,
tan decididos,
tan puros como tú
en espera del futuro
que construiríamos
solo con nuestro círculo
y nuestra canción.
* N. del T.: “Venceremos”, canción de protesta por los derechos civiles
Julian
Julian Bond, 1940–2015
The first time I sang
“We Shall Overcome”
was in a circle
on the lawn of Trevor Arnett Library
at Atlanta University
and by chance
I was holding
your hand.
We were all so young,
Julian,
and so hopeful
in our solidarity.
I stumbled over some of the words
in the new to me
song
but you sang solemnly,
correctly,
devoutly,
believing every word
you sang
with your whole
handsome
heart.
A friend writes
that you will be buried
at sea
and I nod
because that is how it felt
those years so long ago;
that we were so young,
vulnerable,
swimming against
an awesome tide of hatred
and despair
definitely
at sea.
But we persevered
as so many waves
mountains of tears
came roaring toward, and over, us.
Martin, Jack, Bobby,
Fannie Lou
who never said what else
they did to her
after they beat her
body into a leathery
stiffness
after arresting her in
that small town jail.
Julian,
the guns,
the drugs,
the miseducation,
also aimed at all we loved.
And us somehow
you somehow
managing to keep
standing.
You were so young
in those days
of tight jeans
and a young wife
“the other Alice”
I thought of her.
She who would save
your life
when we thought you’d
lost it.
They are saying many things
about you now
so much praise
that is well earned.
And yet,
I wonder if they can
imagine
the young man you were
standing in
that Circle of Life
so long ago
holding hands
with those as fragile,
as determined,
as pure as you
waiting for the future
we would make
with just our circle
and our song.
La casucha danzante
para Alice de Beverly Buchanan
Beverly Buchanan, artista, 1940–2015
Alguien que me conocía bien
y que yo había vivido
en muchas casuchas grises
que mi madre transformó
con flores
me llevó a tu casa
a conocerte:
a ver las casuchas
que rescatabas de nuestra vergüenza
y transformabas con ingenio,
pequeños clavos, viejas tablas
y pintura.
Quedé encantada
de ver
la magia de mi madre
aparecer
de la punta
de tu pincel.
Ahora nos has dejado. La fluyente
luz a través de todas las grietas
de tus casuchas
como el genio que fluye
de tu mente obsesionada.
¿Cómo volvemos nuevo
y renovador del alma
al viejo dolor? ¿Cómo aprendemos
a sobrellevar con gracia y humor
todo lo que nos ha ocurrido?
Buchanan, digamos. ¿De quién era ese
nombre antes de que se pegara de golpe
en la memoria de los esclavizados?
Tus ancestros
en África no eran Buchanan
y pueden haber sido artistas de gran estima
cada uno de ellos,
por lo que sabemos.
Ay, Beverly,
todos en el clan de nuestra edad
estamos ahora en el tramo final.
No tardaremos mucho en alcanzarte.
Arrastrando nuestras tizas, nuestros lápices
con los que escribíamos y pintábamos en la tierra,
nuestras pinturas hechas de bayas, cortezas
y lágrimas.
A manos abiertas
hemos ofrecido nuestro arte
hecho de cualquier resto
que quedara de nuestra destrucción,
su ausencia de
la enorme mesa de la avaricia y la ignorancia
nunca se extrañó.
Este poema es para decir lo feliz que estoy
de tener la casucha
que hiciste para mí. ¡Roja como la fresa!
Nunca se me hubiera ocurrido; aun así
qué adecuado ha venido a ser.
Porque no me revuelco en la tristeza
aunque estos días me visita más asiduamente
de lo que yo quisiera;
el mundo está muriendo
de tantas formas feas
y los seres humanos con él.
Y aun así, contra todo pronóstico
me percato de
que siempre habrá una Beverly Buchanan
saliendo de un no lugar virtual
para reponer las piezas rotas
—restos de la belleza
que se destruye—
y pintarlas de rojo
para bailar.
The Dancing Shack
for Alice from Beverly Buchanan
Beverly Buchanan, Artist, 1940–2015
Someone who knew me well
and that I’d lived
in many a gray shack
my mother transformed
with flowers
took me to your house
to meet you:
to see the shacks
you rescued from our shame
and transformed with your wit,
small nails, old boards,
and paint.
I was enchanted to see
my mother’s magic
emerge
from the end
of your brush.
Now you have left us. The streaming
light through all your shacks’
cracks
like the streaming genius
of your own obsessed mind.
How do we make new
and restorative of soul
the old pain? How do we learn
to carry with grace and humor
all that has happened to us?
Buchanan, for instance. Whose name
was that before it was slapped across
the memory of the enslaved?
Your ancestors
in Africa were not Buchanans
and may have been esteemed artists
every one of them,
for all we know.
Ah, Beverly,
all of us in our age clan
are in the homestretch now.
We will not be far behind you.
Trailing our chalk, our pencil sticks
with which we wrote and drew in the dirt,
our paints made from berries, barks,
and tears.
With open hands
we have offered our art
made from whatever scraps
were left over from our destruction,
their absence from
the big house table of greed and ignorance
never missed.
This poem is to say how glad I am
to have the shack
you made for me. Red as a strawberry!
I would never have thought of that; yet
how right it has turned out to be.
For I do not wallow in sadness
though it visits more often these days
than I would like;
the world is dying
in so many ugly ways
and humans with it.
And yet, against all odds
I realize
there will always be a Beverly Buchanan
arising from a virtual “nowhere”
to cobble together the broken pieces
—left over from the beauty
that is destroyed—
and paint them red
for dancing.
El círculo
Yo misma no creo
en partidos políticos
compuestos, por lo general, según mi experiencia, de
tantos que
no están vigilantes. Aun así, todas las opciones deben
proponerse por aquellos a quienes les importa.
Un estado de vigilia desequilibrado
puede ser tan traidor
como el sueño ignorante.
Hagamos un consejo privado
primero
con nuestro propio corazón.
Nuestros propios espíritu
y alma
brillantes o marchitos.
Luego desde aquel lugar sagrado
de encentramiento personal
salgamos
hacia el Círculo.
Siempre hay otros
más sabios que nosotros.
Escuchémoslos con humildad
y para nada, como en el pasado,
obedezcamos el impulso
de acallarlos a gritos.
Se lo debemos a todos los otros
que nos dejaron antes,
negros, blancos, rojos;
ya sabes,
los alegres
que habrían muerto
riendo
—si no les hubiesen
aplastado
este descaro—
por entrar preocupados aquí
en el futuro
que nos queda.
No hemos perdido
y no estamos perdidos
si nos mantenemos
con honor y respeto.
Hay un camino por delante
y sí
lleva un corazón
roto
pero es nuestro propio camino
colectivamente decidido,
pensado,
compartido.
El Círculo (¡llam
a a todos tus amigos!),
como la Iglesia,
en todas nuestras luchas
es una extensión de nuestros
inquebrantables,
confiables
y consoladores
brazos.
Como un sabio abuelo
que nos ama más
que a la vida misma
el Círculo nos envía hacia
el mundo
en la dirección que escojamos
fortificados
por su sabiduría colectiva
y su amor
movido por los ancestros.
The Circle
I myself do not believe
in political parties
comprised, generally, in my experience, of so
many who
are not awake. Still, all options must be
presented by those who care.
An unbalanced wakefulness
can be as treasonous
as blind sleep.
Let there be a private counsel
first
with one’s own heart.
One’s own bright
or blighted
spirit and soul.
Then from that sacred spot
of personal centering
move outward
to The Circle.
There are always others
more wise than us.
Let us hear them with humility
and do not, as in the past,
obey an impulse
to shout them down.
We owe it to all the others
gone before us
black, white, red;
you know,
the merry ones
who would have died
laughing—
if this cheekiness
had not been
crushed out of them—
to step thoughtfully here
into what future
there is left.
We have not lost
and are not lost
if we hold ourselves
in honor and respect.
There is a way forward
and yes
it is with a broken
heart
but it is our own way
collectively convened,
pondered,
shared.
The Circle (call all your friends!),
like the church
in all our struggles
an extension
of our unshakably
trustworthy
and consoling
arms.
Like a wise grandparent
who loves us
more than life itself
The Circle sends us out
into the world
in the direction we choose
fortified
by its collective wisdom
and ancestor driven
love.
El Rey se ha marchado para siempre: ¡Viva el Rey!
Figúrate, B.B. King,
que los he escuchado a ti y a Lucille
toda mi vida.
A veces cuando he estado triste
te he escuchado
y he pensado:
todo no puede ser tan malo;
estoy sobre el planeta y él también está
¡y cantando!
Es duro aceptar