Taking the Arrow Out of the Heart

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Taking the Arrow Out of the Heart Page 7

by Alice Walker


  La oscuridad aumenta.

  Invierno en Gaza.

  Los bebés mueren congelados.

  Los soldados disparan a niños

  apuntándoles a los ojos.

  Prende una vela por todos nosotros.

  Prende una vela por los niños.

  Prende una vela por la justicia ciega.

  Prende una vela

  por la muerte

  de la esperanza

  en Arabia Saudita.

  Y aunque es difícil

  mirar

  y más difícil aún permitirnos

  sentir:

  pensando: ¿Qué puedo

  hacer?

  Prende una vela

  y di una plegaria

  por este hombre.

  Light a Candle

  for Raif Badawi

  The Saudi Arabian government ordered one thousand lashings and ten years in prison to Raif Badawi for “insulting Islam.”

  Darkness is gaining.

  Winter in Gaza.

  Babies freeze to death.

  Soldiers shoot children

  aiming for their eyes.

  Light a candle for us all.

  Light a candle for the children.

  Light a candle for blind justice.

  Light a candle

  for the death

  of hope

  in Saudi Arabia.

  And though it is hard

  to look

  and harder to let ourselves

  feel:

  thinking: What can

  I do?

  Light a candle

  and say a prayer

  for this man.

  Mi 12-12-12

  Zapata, México

  Nos dijeron que debíamos estar listos

  antes del amanecer

  y justo al amanecer

  Manuel vino por nosotros.

  Cabalgamos en silencio mientras

  se hacía de día

  para unirnos

  a una lentamente creciente muchedumbre

  de gente

  de las afueras

  de Zapata.

  Hay muchos Zapatas en México.

  Y muchos Villas

  hay que decirlo.

  Pero allí estábamos

  un pequeño contingente

  esperando por Ella.

  Una monja apareció primero,

  por supuesto,

  al suceder esto cientos de años

  después.

  Me cayó bien, no obstante; nos condujo

  en el canto.

  Y pronto, efectivamente,

  apareció Ella.

  Morena, esbelta,

  triste y muy joven,

  quizá aún lánguida

  por el sueño interrumpido,

  la encarnación este año

  de La Virgen de Guadalupe.

  Temblando un poquito

  en la frialdad de la mañana

  se echó su verde manto

  que tendía a rodarse

  con más seguridad sobre

  su amable cabeza. Con ayuda

  de muchas manos,

  de vecinos

  y amigos,

  subió a la parte posterior

  de la camioneta

  que esperaba.

  Yo habría podido empezar a llorar

  allí mismo. Pero no, me contuve.

  Aunque la felicidad y el amor

  manaban tras mis párpados.

  Han sobrevivido, pensé.

  Mientras los manifestantes, y nosotros,

  mi compañero y yo,

  nos incorporábamos

  detrás del camión.

  Nuestra monja cantaba y rezaba

  y nosotros dos

  tarareábamos las partes

  de la letanía

  (la mayoría de ellas)

  que no entendíamos.

  Dios te salve María, llena eres de gracia,

  ruega por nosotros ahora

  y en la hora

  de nuestra muerte.

  Lo único

  que entendíamos totalmente,

  rezábamos

  y esperábamos,

  ¡también, en la muerte,

  se aplicaría a nosotros!

  Comenzamos a caminar.

  Eran solo tres o cuatro millas.

  Cruzamos un río.

  Vimos a lecheros en la mañana temprana

  en la breña

  ordeñando vacas.

  Vimos campos y colinas

  de esta muy hermosa parte

  del hermoso México.

  La Virgen nos guió

  fielmente. Tan joven, tan morena, tan de largo pelo oscuro.

  Su cara que solo dos veces se abrió en sonrisa

  que nos bañó, al caminar detrás de Ella,

  con Su resplandor.

  El sol apareció nomás brevemente,

  el día estaba quieto, nublado

  y en calma.

  Sí, terminamos,

  el camión y todos

  nosotros, afuera de un convento

  donde la monja y el sacerdote

  esperaban.

  Pero la ceremonia

  que asociaba a las Vírgenes

  María y La Señora de Guadalupe

  tuvo lugar

  en la Naturaleza

  afuera

  bajo árboles protectores.

  Y esto también

  emocionó mi corazón. Pues me siento más

  a gusto con la Otra,

  la que crea

  los espacios abiertos

  con toda tranquilidad.

  Cantamos y tarareamos,

  nos levantamos y nos sentamos

  (detrás de nosotros aparecían sillas

  de la nada)

  hasta la última canción,

  entonces volvimos

  sobre nuestros pasos.

  Adoloridos en muslos y pies

  pero realizados.

  A medio camino

  volvimos a cruzar el río

  el cual

  raro para esta época del año

  tenía mucha agua.

  Me senté, abanicándome, en la baranda del puente.

  Ahora estoy dentro del cuadro,

  dije a mi compañero

  que temía que me cayera.

  No me importaba, realmente,

  pero le

  aseguré

  que cuido más de mi vida

  de lo que parece. Reconozco

  el regalo que es para mí; por gratitud

  la protejo.

  Sí, ahora estoy dentro del cuadro,

  pero no simplemente mirando

  la pintura.

  Y pensé en esto

  mientras andaba penosamente por un camino antes desconocido

  en el corazón de México,

  que ahora conozco muy bien;

  sentí alegría y alivio

  por ver a otra Virgen

  mi hermana mexicana

  Yolanda

  correr hacia nosotros

  en su nueva Pathfinder*

  viniendo con agua fría

  y deliciosa

  papaya fresca

  para rescatarnos a todos

  y, sonriendo, liberarme.

  * N. del T.: Marca de camioneta

  My 12-12-12

  Zapata, Mexico

  They told us we must be ready

  before dawn

  and just at dawn

  Manuel came for us.

  We rode in silence as the day

  was breaking

  to join

  a slowly building crowd

  of people

  on the outskirts

  of Zapata.

  There are so many Zapatas in Mexico.

  And many Villas

  it must be said.

  But there we were

  a small contingent

  waiting for Her.

  A nun showed up first,

  of course,

  this being hundreds of years<
br />
  later.

  I liked her though; she led us

  in song.

  And soon, sure enough,

  She appeared.

  Brown, slender,

  somber and very young,

  maybe still languid

  from interrupted sleep,

  this year’s incarnation

  of La Virgen de Guadalupe.

  Shivering a bit

  in the morning chill

  she wrapped her green mantle

  that tended to slip

  more securely over her

  loving head. With the help

  of many hands,

  her neighbors

  and friends,

  she climbed into the back

  of the waiting

  pickup truck.

  I could have started weeping

  right there. But no, I held on.

  Though happiness and love welled up

  behind my eyelids.

  They have survived, I thought.

  As the marchers, and we,

  my companion and me,

  fell in

  behind the truck.

  Our nun singing and chanting

  and the two of us

  humming the parts

  of litany

  (most of them)

  we did not understand.

  Hail Mary, Full of Grace

  pray for us now

  and in the hour

  of our death.

  The only thing

  we thoroughly understood

  chanted

  and hoped

  would also, at death,

  apply to us!

  We began to walk.

  It was only three or four miles.

  We crossed a river.

  We saw early morning dairymen

  in the brush

  milking cows.

  We saw fields and hills

  of this most beautiful part

  of beautiful Mexico.

  The Virgen led us

  faithfully. So young, so brown, so long of dark hair.

  Her face only twice breaking into a smile

  that showered us, walking behind Her,

  with Her radiance.

  The sun appeared only briefly,

  the day was still, overcast

  and calm.

  Yes, we ended up,

  the truck and all

  of us, outside a convent

  where the nun and the priest

  were waiting.

  But the ceremony

  linking the Virgens

  Mary and La Señora de Guadalupe

  occurred

  in Nature

  outside

  beneath sheltering trees.

  And this also

  moved my heart. For I am more

  at home with the other Her,

  the one who creates

  the out of doors

  so casually.

  We sang, and hummed,

  stood and sat

  (chairs materializing behind us

  out of thin air)

  until the last song,

  then turned

  to retrace our steps.

  Sore in thigh and foot

  but fulfilled.

  Halfway back

  we recrossed the river

  which

  unusual for this time of year

  was full of water.

  I sat, fanning myself, on the railing of the bridge.

  I am inside the picture now,

  I said to my companion

  who feared I might fall.

  I did not care, really,

  but assured

  him

  I am more careful of my life

  than it might appear. I recognize

  the gift it is to me; out of gratitude

  I protect it.

  Yes, I am inside the picture now,

  not just looking

  at the painting.

  And I thought of this

  while trudging down a once unknown road

  in the heart of Mexico

  that I now know very well;

  feeling joy and relief

  to see another Virgen

  my Mexican sister

  Yolanda

  speeding toward us

  in her new Pathfinder

  coming with cool water

  and delicious

  fresh papaya

  to rescue all of us

  and, smiling, deliver me.

  Y en la caja roja

  para Obenewa, hija africana, en Navidad

  Y en la caja roja

  atada con cintas rojas

  dime que está la justicia

  y libros para los niños

  dime que hay

  un bocadillo

  para el hombre

  hambriento

  en la esquina.

  Dime que cuando la Navidad

  llegue

  la paz

  y un fuego cálido

  la felicidad

  y

  la alegría

  el fin

  del egoísmo

  con ella llegan.

  And in the Red Box

  for Obenewa, African daughter, at Christmas

  And in the red box

  tied with red ribbons

  tell me justice lies

  and schoolbooks for children

  tell me there is

  a sandwich

  for the man

  starving

  on the corner.

  Tell me when Christmas

  comes

  peace

  and a warm fire

  happiness

  and

  joy

  an end

  to selfishness

  comes with it.

  Cumplías dieciséis

  Cumplías dieciséis

  e ibas camino a recoger

  tu torta

  de cumpleaños.

  Mi compañero presenta

  fotografías

  de tu maltrecha

  cabeza

  que no puedo

  ver.

  Has muerto por los golpes.

  Mira a la soldado

  me dice

  cuando ve

  que mis ojos

  miran a otro lado:

  De dieciséis también,

  quizá.

  Vestida con el verde

  apagado

  de la policía de su país;

  demasiado joven

  para imaginar

  mientras posa

  sobre su muerto

  que ha asesinado

  un sueño de juventud

  que la rondará

  por toda su vida.

  You Were Sixteen

  You were sixteen

  and on your way to pick up

  your birthday

  cake.

  My partner offers

  photographs

  of your battered

  head

  that I cannot

  view.

  You have died under the blows.

  Look at the soldier

  he says

  when he sees

  my eyes

  are turning away:

  sixteen too,

  perhaps.

  Dressed in the olive

  drab

  of her country’s

  police; too young

  to imagine

  as she poses

  above her kill

  that she has murdered

  a dream of youth

  that will haunt

  her

  her whole life.

  Plenitud del corazón

  para la gente de Bab Al Shams, campamento Puerta del Sol

  en Palestina

  Nunca nos arrepentiremos

  de haber nacido en

  este tiempo cruel

  pues lo reconocemos

  por lo que es: la época de la plenitudr />
  del corazón.

  Cuando el corazón, cada día,

  se llena por completo

  y se desborda

  de amor

  del pueblo:

  de los hijos del

  pueblo, que lanzan piedras contra los tanques,

  de las mujeres del pueblo

  que combaten la supresión;

  de los hombres del pueblo

  que arriesgan todo

  por la dignidad

  y la paz.

  Plenitud del corazón.

  ¿Qué es la plenitud del corazón

  sino un corazón

  lleno

  una garganta llena

  unos ojos llenos

  de lágrimas?

  No lamentamos las lágrimas

  porque nosotros, la gente

  del mundo,

  nos estamos levantando firmes

  unidos

  al fin

  por Palestina.

  ¿Quién sabe qué sucederá después?

  La locura tiene una larga vida útil.

  Todo lo que sabemos

  es que ahora es el momento

  para vivir la vida al máximo

  y sin

  pesar.

  Hablo por mí

  y también creo

  que por ti.

  Nos estamos levantando

  unidos al fin.

  Por Palestina.

  Nuestras lágrimas

  no menos que nuestra sangre

  son nuestro adhesivo.

  Fullness of Heart

  for the people of Bab Al Shams, Gate of the Sun encampment

  in Palestine

  We will never regret

  having been born in this

  cruel time

  for we recognize it

  for what it is: the time of fullness

  of heart.

  When the heart, on a daily basis

  fills to capacity

  and overflows

  with love

  of the people:

  of the people’s

  children, throwing stones against tanks,

  of the people’s women

  combatting erasure;

  of the people’s men

  risking all

  for dignity

  and peace.

  Fullness of heart.

  What is fullness of heart

  but a heart

  filled

  a throat filled

  eyes filled

  with tears?

  Tears we do not regret

  because we the people

  of the world

  are standing fast

  together

  at last

  on Palestine.

  Who knows what will happen next?

  Craziness has a long shelf life.

  All we do know

  is now is the time

  to live life to the full

  and without

  regret.

  I speak for myself

  and I believe also

  for you.

  Standing fast

  together at last.

  For Palestine.

  Our tears

  no less than our blood

  our glue.

  Aloisea Inyumba, presente

  Aloisea, mi hermana menor,

 

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