Psicomagia

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Psicomagia Page 25

by Alejandro Jodorowsky


  ¿Qué relación ha tenido con el sufismo?

  En el sufismo, cuando lo conoces, descubres grandes bellezas. Es como la crema del Islam. Es un profundo misticismo, pero están presos del Corán.

  Aunque Shams-de-Tabriz o Rumi eran almas muy libres…

  Yo me decidí a sanar, al ser consciente de que las enfermedades vienen con los libros. Detrás de cada enfermedad hay un libro, sea el Corán, los evangelios, el Antiguo Testamento, los sutras budistas…Todos los libros, si son interpretados desde el fanatismo, producen enfermedades. Hay que reinterpretar todos estos textos, hay que tomarlos como lo que son: obras de arte. La Biblia, por ejemplo, es una novela maravillosa.

  Todas las creencias establecen metáforas para explicar la existencia, pero la explicación de lo que nos ocurre sigue siendo un misterio. Esta incomprensión, a veces, nos lleva a planteamientos delirantes…¿Cree que Dios es un ludópata?

  Es un juego intelectual interesante hablar de Dios y pensar que es un ser que juega, que tiene atributos, que se aburre, y que vence el aburrimiento tirando los dados. Cuando Maimónides escribió su libro Guía de los perplejos necesitó tres tomos para tratar de definir a Dios y llegar a la conclusión de que Dios es aquello de lo que nada se puede decir. Dios es el impensable, el innombrable. Y yo añado que es el inamable, porque: ¿cómo vas a amar lo que no conoces? Me gusta la idea de que juega, pero yo creo que no es él quien juega. Es el ser humano quien juega: es la humanidad la que juega. Johan Huizinga escribió un libro llamado Homo ludens que es un análisis del hombre como ser que juega. El hombre es un ser que juega y construye las ilusiones a su semejanza. El hombre ha imaginado un Dios que juega…

  ¿En qué tiene fe?

  Cuando a Ramakrishna le preguntaron si creía en Dios, él respondió que no. «¿Cómo es posible que un místico tan grande no crea en Dios?», le dijeron. «No creo porque le conozco», respondió. Yo no creo en el concepto «fe», creo en el conocimiento.

  ¿Conoce?

  Hay cosas que conozco, sí. El tonto no sabe pero cree que sabe. El sabio no sabe pero sabe que no sabe. Cuando el tonto sabe no sabe que sabe. Cuando el sabio sabe, sabe que sabe.

  ¿Qué significa para usted el concepto «santo civil»? ¿Quién lo sería?

  Yo soy una persona que me he propuesto hacer el bien, simplemente. No es que lo haya logrado, pero me lo he propuesto. Además de ganarme la vida o tener hijos y mujer, como podemos hacer todos, me he propuesto hacer el bien en la medida en que estoy en la sociedad civil. El santo civil sería quien imita la santidad desde estas posiciones. Nadie es en realidad santo, sino que imita la santidad. El santo sería el ser humano perfecto, pero el ser humano actual aún está en proceso de evolución. Por eso está obligado sólo a imitar la santidad.

  ¿Cómo podemos imitar la santidad?

  Por intuición. El santo escucha lo que debe hacer. Y esto nos viene del interior, de lo que llamamos Dios interior. Hay una percepción en nosotros, algo que nos dice: «¿Qué es lo mejor en esta situación? ¿Cómo ayudar al prójimo?».

  Para el santo civil no existe el sacrificio; como todo el mundo, elude el sacrificio masoquista de los santos y realiza una vida normal, integrado en la sociedad. Pero, además, es consciente del mundo, es consciente de que sus actos tienen que ser sanadores para los demás y para él mismo.

  La santidad no es algo que pertenezca a las religiones, ni significa represión sexual. La santidad consiste en tener una conciencia cósmica y divina. Cuando yo hablé de santidad civil me tomaron por loco, pero ahora se está practicando. Era necesario hablar de santidad civil, y lo hice. Como también digo que el arte para ser arte debe curar. Y muchos han comenzado a practicarlo. Cuando descubres una idea y la comentas, a veces se extiende por todas partes. Cuando abre una flor es primavera en todo el mundo.

  II

  ¿Hacer política es necesario para el desarrollo de nuestra conciencia?

  Los políticos tienen una función social, son nuestros empleados, somos nosotros quienes les pagamos. Hay que darse cuenta de que un presidente sería nuestro encargado; los policías, nuestros dependientes, como los cajeros del banco o los camareros. Los políticos son nuestros servidores, no nuestros amos.

  Pero uno puede tener una pasión política…

  Yo nunca la tuve, odié siempre la política. Jamás me mezclé con esa gente porque, para mí, la política tendría que ser metafísica, mística y arte. Yo recomiendo que se acabe con la política, que ahora es el cáncer de la sociedad porque ya no significa nada. Actualmente, un presidente no pinta gran cosa, encarna un viejo símbolo, pero detrás de él están las multinacionales, los petroleros, etcétera. Podríamos vivir muy bien sin ellos, sin monigotes y sin cargos representativos. La gente está aprendiendo, porque los ve representados como guiñoles o imitados por humoristas en la televisión, y ya no se deja confundir.

  Al mismo tiempo, usted dice que hay que cambiar el mundo…

  Hay que cambiarlo, pero no desde la política. Cuando yo estaba en Latinoamérica, escritores muy célebres me decían que me pronunciara, que tomara partido por la izquierda porque de lo contrario, me advertían, nunca tendría éxito literario. También me decían que si no me situaba en la izquierda me considerarían de la derecha. «¡Pronúnciate y tendrás éxito literario! ¡Es lo que hemos hecho los demás! Si no, nos tendrás como enemigos», me aclararon. No me puse de su lado porque considero que el arte no es política, es la política la que debe convertirse en arte, pero no el artista en político.

  ¿Cuál sería la utopía para la época actual?

  Para empezar, querría que todas las funciones humanas las realizara una pareja, comenzando por la escuela. Es monstruoso que los hijos salgan de la pareja y vayan a ser educados por profesores, sólo un hombre o sólo una mujer, que es la negación de la pareja. Las clases deberían darlas parejas de ambos sexos, y los niños ser educados por un hombre y una mujer, de la misma forma que debería haber un Papa y una Papisa, un presidente y una presidenta, no necesariamente marido y mujer. Es lo que haría como primera medida política para la vida social: todas las actividades humanas tendrían que realizarse en parejas complementarias.

  Vivimos alienados por un mundo que está a merced de la técnica, el mercado y el dinero. ¿Esto se debe al capitalismo o el problema está dentro de nosotros?

  Si lo observas atentamente, lo que define al hombre o a los valores no es la cantidad, sino la calidad. La humanidad siempre ha sido calificada por sus valencias. Otra cosa es la gran masa, que es la que en el fondo dirige el mundo, porque los políticos necesitan de sus votos y tienen que engañarla para legitimarse. Nuestra labor es otra, es crear gente consciente. Todo lo que deseo para mí, lo deseo para los otros. Trabajar la conciencia, para después repartirla. Que la humanidad no se hunda en la catástrofe, porque entonces dominará la cantidad, y la masa tiene un nivel de conciencia escaso. Hay que elevar el nivel de conciencia: la multitud no representa al ser humano. En esta sociedad enferma surgen personas como anticuerpos llamados a expandir la conciencia, pero ése es un trabajo que se debe hacer desde la escuela, desde la calle, desde el arte, desde cada palabra. Por eso hablo del arte para curar, y no de política.

  Tampoco sirven de nada los entretenimientos que adormecen; bueno, quizá para soportar la vida, ¿no es cierto? Yo me divierto, me entretengo con las películas americanas como un enanito, que sirven para embotar el cerebro, pero todo ese pseudoarte no cambia la sociedad. Aunque, realmente, la sociedad no debe cambiar, debe mutar…Y, poco a poco, va mutando. Si tomaras a cualquier ser mediocre de hoy y lo trasladaras a la Edad Media, sería un genio. Vamos cambiando, vamos mutando, pero la masa lo hace mucho más lentamente. La sociedad es como el cuerpo de una gallina: las patas de la gallina son duras e insensibles, el ojo es muy vivo, y hay seres que encarnan las células del ojo y otros que encarnan las células de las patas, del ala o de su cloaca.

  Aunque no todos los seres humanos tienen la misma función, la conciencia colectiva es totalmente necesaria. H
ay, como ya dije, diversos grados de conciencia, y eso es lo más importante: la mutación del grado de conciencia. Si tuviéramos otro nivel de conciencia la humanidad sería maravillosa. El problema es que el hombre de la calle tiene una nivel de conciencia animal, infantil y romántico, que le hace seguir apoyando a quien no le favorece, sea la clase política, el ejército…

  Desde la escuela y la televisión se hace una alabanza constante a las guerras y al poder. Nuestra historia es la historia de las batallas y de las imposiciones. La vergüenza de la humanidad. El ejército y la policía son elementos represivos que parecen imprescindibles, pero que bien podrían no existir. Yo propuse en Chile que el ejército cambiara su uniforme por un tutú y aprendiera antes que nada a bailar ballet clásico, y que después estudiara arreglos florales y jardinería para fertilizar nuestro desierto chileno y convertirlo así en un jardín.

  III

  El futuro es algo que ya está pasando entre nosotros. ¿Cómo ve el futuro de la especie, de esa humanidad de la que habla?

  Estoy cansado de pesimismo, la raza humana siempre cambia cuando está en peligro de muerte. Cuando empiece a morir gente por las calles, acabaremos con la polución y otras barbaridades. Reaccionaremos por necesidad.

  ¿Nunca es tarde?

  Nunca es tarde. Al mismo tiempo que se perfeccionan los teléfonos móviles, los coches, la genética, las armas, también se desarrollan otras muchas cosas que son buenas para la humanidad. El descubrimiento de la energía atómica implicó hallazgos beneficiosos para la medicina y la ciencia. El camino que ha tomado la genética nos parece ahora monstruoso, pero es necesario porque estamos entrando en la vida. La clonación hay que descubrirla si queremos evolucionar y abandonar nuestro origen primate. En la alquimia una de las ideas de fuerza era el homúnculo: crear un ser humano. Tenemos que ser capaces de hacerlo. La idea de la depuración de la raza arruinó el deseo de que el hombre avance genéticamente, pero tendremos que conseguir un cuerpo diferente ya que éste no responde a nuestros deseos espirituales.

  Pero con la desaparición de culturas y especies, la destrucción de la Amazonia…el mundo no volverá a ser como fue.

  Pero podemos recrearlo con la genética. Gracias a la genética vamos a recuperar los animales que hemos exterminado. No hay que ponerse en contra de la ciencia. Para mí el avance científico es muy positivo. Como en la naturaleza: cuanto más progresamos en el mal, más lo hacemos en el bien.

  ¿Por qué se tiene ese miedo al futuro?

  Mira, un animal tiene miedo porque se lo pueden comer en cualquier momento. Para que esta sociedad funcione y no cunda el anarquismo, tiene que funcionar el miedo. Hay varios terrores: el terror económico (muy actual), el terror sexual (sida), el terror a la conciencia (cuando una sociedad empieza a pensar en la pena de muerte), el terror emocional (la guerra de sexos), etcétera. El terror es algo complejo: hace construir defensas y mantiene la sociedad sin cambios.

  ¿Cómo imagina el mundo dentro de algunos años? ¿Qué mutaciones le parecen posibles?

  Yo creo que en el futuro se va a cambiar nuestro motor energético, nuestra energía. Los cambios de una sociedad son cambios de energía. ¡Estamos obligados a volar todos! Pero no a volar como las aves, sino a descubrir la fuerza antigravitatoria. No podemos concebir un futuro sin vencer la gravedad. Todo va a cambiar. Una ciudad es un lugar con raíces, y se van a acabar las ciudades. Viviremos en caparazones volantes. El cielo se poblará, y el suelo estará libre de calles, caminos, no usaremos gasolina…Vamos a volar sobre un jardín maravilloso poblado por todo tipo de animales. Vamos a vivir en libertad. Va a cambiar el espíritu, va a cambiar todo.

  ¿Cree que nos dirigimos hacia un mundo sin límites materiales, hacia una espiritualización?

  Sí, y será un cambio paulatino. No habrá muebles, trabajaremos con materiales inteligentes que se deshacen y recobran la forma, robots portátiles, ropa curativa, que nos podrá decir nuestra temperatura y nuestro estado en cada momento, tendremos casas pensantes que funcionarán solas. Todo eso ya está desarrollado, pero se va a perfeccionar. Los combustibles fósiles se acabarán: ya existen automóviles que funcionan con hidrógeno, gas, aire comprimido. La polución terminará. El dinero evolucionará hacia algo inmaterial. Si tenemos una nueva energía gratis, todos vamos a disfrutar del ocio y de una vida larga. Desarrollaremos las artes, la belleza. Hablaremos cantando quizá, como poetas. La telepatía, poquito a poquito, irá estableciéndose como lenguaje. Habrá un medio de comunicación instantáneo y universal. La pareja mejorará mucho y se hará consciente. No podrá ocurrir que, como ahora, unos coman y otros no, por tanto desaparecerá el hambre. El hombre común tendrá que hacer evolucionar su nivel. Somos gorilas, primates. Estamos en formación todavía, pero vamos a volar.

  Aunque habrá muchas peleas y resistencias nacionalistas por conservar las pequeñas cosas llegará un momento en que todo eso acabe porque será inútil. ¿Cómo terminará? Gracias a los niños. Esos hijos de los nacionalismos estarán en un futuro comunicados con todo el mundo. Poco a poco, todas las nacionalidades se van a entremezclar. Los lenguajes se van a entremezclar. Nos espera un futuro maravilloso, tras pasar por enormes plagas necesarias para que no invadamos el planeta y no acabemos con las otras especies. Siempre habrá enfermedades para equilibrar la población. Pero nos curaremos con la mente.

  ¿Están condenadas a desaparecer casi todas las especies que nos han acompañado en la evolución?

  No. Las recrearemos. De una piel de tigre colgada en la pared sacaremos tigres.

  Pero ¿serán reales o virtuales?

  Reales.

  ¿Qué opinión le merecen los experimentos genéticos?

  La genética es sagrada. No hay que oponerse a ella.

  ¿Cree entonces que un día podremos llegar a crear belleza, como el ala de una mariposa o una flor?

  Claro, podemos coger un hueso o algo orgánico para recrear al animal: en una célula está todo.

  Recrear, pero no crear…

  Bueno, se podrán mezclar animales y especies…

  Por lo tanto, ¿la manipulación genética le parece una necesidad?

  Me parece imprescindible. La conciencia nos ha sido entregada para que experimentemos.

  ¿Y la clonación?

  Es absolutamente imprescindible y hay que experimentar a fondo. Durante una época no se avanzó a causa de prejuicios religiosos, y ahora no se avanza a causa de prejuicios científicos, económicos, políticos…¡Tenemos que continuar!

  Hay quien piensa que la clonación puede vulnerar derechos fundamentales de la persona.

  ¿Por qué, si la persona quiere?

  Hablo desde el punto de vista del que nace clonado. Se podrían crear cien copias de un humano y destinarlas a trasplantes de órganos o a la esclavitud.

  Goethe escribió Werther y se suicidaron dos mil jóvenes, y hubo quien dijo: «¿Por qué tenía que escribirlo? No se deben escribir esas cosas». Así surge la censura, derivando de suposiciones de este tipo. Pero, siguiendo el mismo razonamiento, también deberíamos quemar la Biblia, porque ha producido más muertes que la bomba atómica. O todos los textos budistas, porque hay quien se quema a lo bonzo. Todo tiene un peligro, siempre. Pero porque exista ese peligro no vamos a impedir que las cosas sigan su curso. Al igual que existe el peligro de crear ejércitos de zombies, también existe la posibilidad de hacer una nueva humanidad superdotada, con larga vida: una mutación de la humanidad hacia algo infinitamente mejor de lo que somos ahora. Ése es el camino.

  No obstante, si analizamos la historia, cuando se ha intentado mejorar la especie se han producido fenómenos tan graves como por ejemplo el nazismo.

  Pero en ese caso eran intentos de selección racial con fines de dominio. No era genética, no se trabajaba sobre el feto ni sobre la célula, ni nada por el estilo. Eran sueños de la época, movidos por el deseo de una raza superior que dominara a las otras razas. Pero de lo que yo hablo es de una humanidad superior, no de una raza superior. De ah
í que sea admitida la genética. ¿Ves cómo hay barreras que nos impiden llegar a la verdad? Nos quedamos clavados en la idea de que la genética tiene el riesgo de traer un nuevo führer. Cambiemos el concepto: creemos una humanidad superior, y entonces aceptaremos la genética.

  ¿Cree que en un futuro habrá un mundo virtual, como se está dibujando en Internet?

  No. La raíz de lo virtual es lo real. Por esto, siempre, el mundo virtual se disolverá en el real.

  ¿Cree que las religiones, tal y como las entendemos, serán cosa del pasado?

  Claro, un fenómeno histórico, un fósil. Habrá místicos, pero las viejas creencias serán ya fósiles. Cuando veo películas con sacerdotes, me río mucho: los curas son como un verdadero carnaval, los rabinos son como un desfile de locos, los tibetanos, los Hare Krishna, todos disfrazados como travestíes. Un religioso no necesita llevar uniforme.

  ¿Habrá nuevas Iglesias?

  Iglesias no sé, pero habrá grandes salones de baile. Todos esos lugares se reconvertirán en lugares de fiesta.

  ¿Cómo cree que se desarrollará el arte?

  Lo estamos viendo ya. Con los nuevos medios nace el arte polivalente. Es decir, ahora estamos acostumbrados a leer un poema, a admirar una escultura o una pintura, a acudir a una función de teatro…En una maquinita lo tendrás todo: literatura, música, voces, imágenes, tendrás una tercera dimensión…El arte total.

  ¿Cómo evolucionará nuestro sentido del tiempo?

  Como viviremos mucho más, cuando tengamos tres mil años de vida será un placer estar viejo, porque estar viejo es estar en medio del cosmos y del universo. Vamos a sentir el universo. Es un regalo divino que nos da la vida. Estar vivo es un regalo inimaginable. Tenemos que ir trabajando para mejorar esta maravilla.

 

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